Simple | capítulo 7

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Odio la lluvia, era molesta en toda regla

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Odio la lluvia, era molesta en toda regla. No recuerdo en que circunstancias llegué a tenerle tanto desprecio, pero lo he tenido desde niño, eso es seguro. Los únicos puntos buenos que le veo es cuando termina y deja un olor tan reconfortante en el pasto, aire fresco, los pájaros cantando. Joder, eso era, sin dudas, lo mejor. 

Jamás he hablado de eso con nadie, tampoco creo que sea importante mencionarlo, tampoco me han preguntado, así que me mantenía callado. Sería raro que alguien venga y te diga "lluvia asco", hasta a mi me daría pena. 

Suspiré con pesadez, Mamiko se había ido a un trabajo, me dijo que no se tardaría así que pasaba mi tiempo libre en la computadora, investigando casos asignados de crímenes menores junto con otros documentos que se me otorgan al ser un Koban. He de admitir que aunque se me asignen este tipo de tareas que algunas veces eran agotadoras, jamás he aceptado los ascensos que se me aparecían por delante, no quería más responsabilidades, menos si eran tan importantes a nivel policial, que asco. 

La puerta del departamento se abrió, claramente era Mamiko, la brutalidad que tenía con esa pobre puerta era muy reconocible. 

Mamiko: Cariño~, estoy agotada. —se apoyó tras mi espalda, ocultando su cabeza en mi nuca, podía sentir cada profunda respiración suya. Me estremecía bastante, no me detuve a buscar charla, concentrándome en mi labor. 

Mamiko: ¿Qué haces? Te ves muy sexy así. —besó mi nuca con suavidad. 

Yodai: No hagas eso, me distraes.

Mamiko: ¿Y lo malo? 

Yodai: Que esto es algo importante, Kero. No puedo dejarme más tiempo. 

Mamiko: ¿No sexito? —bufó. 

Yodai: No hables así, es vergonzoso. —detuve mis dedos y giré mi cabeza un poco con vista a la nada, pensando unas cuantas cosas sobre mi trabajo. 

Mamiko: Deja de restringirme cosas, pareces mi mamá. —levantó el rostro de Yodai a su dirección y dejó unos besos en las regordetas mejillas de su novio. Desespero, Mamiko denotó su desesperación con un beso hambriento en sus labios. 

 

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Pasar el rato | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora