Capítulo 1: Alchemax

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La mañana era soleada y con un ambiente cálido, las corrientes de viento aplacaban el calor que proporcionaba la ciudad, algo a lo que muchos pueden llamar, un clima perfecto.

Se vistió tomando su tiempo, ya que siempre se levantaba temprano para no estar apurado, zapatos negros con suelas bien atadas, el típico traje blanco de dos piezas a cuerpo completo que todos los Neoyorquinos usaban, solían decirle "El atuendo del vago" pero él prefería apodarlo "La ropa del lunes".

Buscó su credencial verde por la comoda y ropero, moviendo la ropa hacia la derecha e izquierda, metió ambas manos por los bolsillos del pantalón aún sin encontrar nada, se fue hacia el baño que tenía dentro del cuarto y se peinó el cabello para atrás, usó un poco de agua para que las hebras quedarán pegadas y aparentaran orden, el gel podría ser una última opción para evitar que se note la grasa del cabello acumulada al no bañarse durante dos o tres días.

—¡Mija! ¿Has visto mi credencial? —gritó desde el segundo piso.

—¡Ni idea! ¡Te dije que la pusieras en un solo lugar! —respondió una joven con gracia sabiendo que tenía la razón.

El mayor rodó los ojos y bajó con apuro, los zapatos hicieron eco por las escaleras, hace años pusieron tapiz en cada escalón para evitar que hiciera mucho más ruido al bajar, después terminaba despertando a todos.

—¡Pero yo lo puse aquí! —habló acercándose a la chica y señalando su bolsillo.

Una pelinegra de cabello liso, ojos café oscuro y piel canela, traía unos shorts azulados junto a una camisa amarilla de rayas ocres en los bordes. Se paró y lo abrazó tiernamente llegándole solo al hombro, a pesar de que la chica media 1.75 metros y estaba de puntitas.

—Buenos días a ti también pa —dijo alzando la cabeza.

Este suspiró y formó una sonrisa ladeada correspondiendo al agarre ajeno, besó su frente.

—Buenos días Gabi  —movió la cabeza viendo la laptop prendida—. ¿Estás emocionada?

—¡Sí! Hoy la universidad me enviará los resultados —Se despegó y saltó hacia el aparato.

—Seguro y te aceptan, arañita —Le guiñó el ojo y buscó por los cojines.

—¡Estoy muy ansiosa! Es que si no me aceptan yo no sé que-

—Simplemente te pagaré la universidad, sabes que he ahorrado para que tengas las mismas oportunidades que yo tuve —hundió las dedos por las aberturas de los muebles.

—Ya lo sé pa... —suspiró reiniciando por milésima vez la página.

Recargó el rostro sobre sus palmas y siguió esperando una posible confirmación o negación, pasó el dedo suavemente por el mármol del mesón mientras se perdía en sus pensamientos, siempre ha querido ganar algo por si misma, y ganar una beca completa para una de las mejores universidades del país no sonaba nada mal.

—Fuiste la mejor en la escuela y colegio, te irá bien —rascó su cuello desesperandose—. ¿Dónde está esa pendejada...?

—Ya sé que fuí la mejor —suspiró angustiada—, pero siempre pasa algo que me manda todo directo a la chingada.

—¡Aquí estás! —mandó a volar la zapatilla.

Debajo de una modesta zapatilla negra, estaba su credencial, tan importante como su propia cédula, o incluso más, tendría que ponerle rastreador para la próxima.

—Ya era hora, ¿pero no desayunarás? —preguntó mientras volvía a teclear.

—No, mi vida —respondió—. No me dará el tiempo —agarró un maletín negro en dónde estaban todas sus pertenencias.

The Monster of Nueva York [Miguel O'Hara AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora