Tobio debió suponer que no fue buena idea ir al restaurante de Osamu después de otra sesión de intenso perfumado, cortesía de Atsumu, pero tenía hambre y antojo de un buen onigiri, en su defensa su cerebro no funcionaba bien cuando estaba hambriento.
Había notado que las personas a su alrededor parecían estar evitando intencionalmente gravitar en su espacio, como celebridad estaba acostumbrado a que la gente lo reconociese y se acercara a él para pedirle fotos y autógrafos, no era algo que le molestara, especialmente cuando eran niños pequeños quienes le pedían que les firmase la playera o algo así, pero ahora nadie quería acercarse a él, estaba comenzando a pensar que tenía lepra.
No tenía ningún sentido las acciones de las personas, estaba comenzado a molestarlo inmensamente ¿Acaso le había crecido otra cabeza? ¿O finalmente su aspecto aterrador había espantado a los niños?
Por más vueltas que le diera a la situación era incapaz de hallarle el sentido. Molesto y frustrado consigo mismo se sentó en la barra del restaurante sintiéndose verdaderamente miserable.
-—¿Por qué esa cara Kageyama-kun? —preguntó una voz masculina.
Kageyama alzó la vista y se encontró con el gemelo de Miya Atsumu, Miya Osamu.
Era muy diferente de sus días de escuela, de lo poco que podía recordar, era un poco más alto, su cabello ahora era castaño oscuro, ni rastro del antiguo gris que solía adornar sus mechones. Seguía teniendo la misma complexión atlética y parecía estar feliz con una sonrisa de oreja a oreja.
—Fue una semana difícil, mucho entrenamiento porque se acerca la temporada de juego —se quejó.
Osamu asintió con la cabeza, él más que nadie entendía a lo que se refería Kageyama.
—Mi tonto hermano me llamó anoche quejándose de lo mismo, además de acosarme para que le hiciera sus onigiris favoritos ¡con un descuento del 50%! Es un estúpido si cree que le voy hacer una rebaja solo por ser él ¡puff! Le cobraría el triple.
Kageyama soltó una risita.—Eso suena completamente a Atsumu-san, siempre tan descarado.
—Y que lo digas, es una tortura tener que soportarlo... Pero bueno, dime que quieres que te sirva, hoy estoy de muy buen humor, así que probablemente los onigiris queden aun más deliciosos.
Kageyama no era un hombre que rechazara una oferta tan buena como esa.
—Me gustaría esta vez probar tu "receta misteriosa", mis compañeros de equipo me dijeron que tenían muy buen sabor.
—Ah ¿Esa vez que vinieron todos hace un par de meses? Fue un desastre, no sé que le pasó a mi hermano esa noche pero actuó como todo un hombre de las cavernas.
—Si, todavía no entiendo por qué razón golpearía a Ushijima —dijo, negando con la cabeza.
—Si, fue una tontería de su parte. Creeme que lo interrogué hasta el cansancio pero no quería decirme porque actuó de esa manera, seguramente es el nuevo supresor que está tomando ya sabes, lo vuelve absolutamente loco.
Ante eso Tobio comenzó a prestar atención enserio... ¿Un nuevo supresor? Atsumu-san no le había mencionado nada sobre eso.
—¿Nuevo supresor? —preguntó tratando de sonar lo más desinteresado posible.
—Bueno, no diría que es algo de lo que discutir tan libremente y menos aquí, pero hace relativamente poco había tenido problemas con su antiguo supresor y tuvieron que cambiar su medicación, en ese lapso de tiempo en el que el nuevo medicamento entraba en su organismo y su sistema se acostumbraba a él... bueno podemos decir que se volvió un poco "salvaje" —dijo, haciendo comillas con los dedos en el aire—Fue sin duda una sorpresa, él es bastante racional como alfa ¿Sabes?
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Dale a un hombre un poco de misericordia »AtsuKage
FanfictionMiya Atsumu es un alfa en la cúspide de su carrera deportiva, pero un repentino problema con sus supresores parece colocar en peligro su futuro profesional. Necesita desesperadamente marcar a alguien con su aroma y de algún modo convence a Kageyama...