Atsumu insistió en acompañarlo a la salida del restaurante, porque "podría haber cualquier pedazo de mierda suelto por ahí", en sus propias palabras.
Kageyama, quien todavía no procesaba del todo lo que había sucedido en el restaurante, no encontraba el valor de cuestionar al alfa sobre lo que había sucedido y la razón detrás de su comportamiento.
—¿Seguro que estás bien Tobio-kun? Por suerte llegué justo a tiempo, ese maldito idiota te tenía acorralado y temblabas como una hoja al viento.
¿Había estado temblando? Tobio no podía recordarlo con claridad.
—Si Atsumu-san, estoy bien... Gracias por ayudarme —respondió, inclinando levemente la cabeza.
—Ah Tobio, no es necesario que hagas eso —dijo, sonrojándose levemente.
Tobio lo miró confundido, enderezándose en el proceso.
—Yo... Tú... Lo que quiero decir, es que cuidarte para mi no es ningun problema ni tampoco una carga, lo hago porque quiero hacerlo y defendería a cualquiera de tipos asquerosos como ese, es el tipo de persona que más odio en este mundo, son tan asquerosos y horribles.
Kageyama asintió, distante, mientras caminaban por las calles casi desiertas de la ciudad, Atsumu había estacionado su auto un poco lejos por lo que les tocó caminar para llegar al vehículo.
El silencio que se extendió entre ellos era cómodo y tranquilo, los únicos ruidos que los acompañaban era el sonido de sus pasos por el asfalto y sus respiraciones.
Antes de acobardarse, Tobio le preguntó al rubio—¿Por qué me llamaste tu beta? —preguntó volteando a verlo, deteniendo su andar.
El alfa estaba conmocionado, simplemente se dedicaba a mirar a Tobio, abrió la boca un par de veces pero ningún sonido salió de ella.
—Dime Atsumu-san ¿Por qué razón me llamarías así? Es... demasiado íntimo y suave, yo no soy tu pareja, soy tu amigo.
Los ojos del alfa se ensombrecieron.
—Sé que no eres mi pareja —su voz era extraña, parecía dolido de alguna manera y Kageyama no entendía el porque.—Nunca he pretendido que lo seas, cuando inició este arreglo creo que fuimos bastantes claros con lo que cada uno quería, lamento que esto sea tan confuso para ti, solo pretendo cuidarte.
Ante lo último Kageyama finalmente estalló.
—¿Cuidarme? Yo puedo hacerlo solo perfectamente, no soy una damisela en apuros que debes rescatar cada vez —espetó enojado.
—¿Enserio? Porque en el restaurante te cuidaste muy bien, ni siquiera puedes quitarte de encima a un alfa recesivo y voy a creer que puedes cuidarte solo.
—¡¿Por qué estabas ahí?! ¡Respóndeme! No te hagas el tonto conmigo Miya-san —escupió con la voz tan fría como la nieve en el invierno.
—¡Estaba preocupado! —gritó—¿Estás feliz ahora? Cada maldita hora del día tú y tu estúpida cara están en mi cabeza, no puedo concentrarme en otra cosa y deseo saber dónde estás en cada momento, ni siquiera puedo concentrarme correctamente en los partidos por eso.
Kageyama lo miraba en estado de shock, hace un momento todo estaba bien y luego al segundo siguiente todo se desmoronaba.
Se sentía tan confundido cuando estaba alrededor del alfa que no sabía que hacer. Salían a flote instintos que ni siquiera sabía que poseía y la urgente necesidad de complacer en todo al alfa lo consumía hasta los huesos, era un beta, no un omega por amor a Dios. Sin embargo, quería inclinarse, deseaba desesperadamente hacerlo para compensarlo de alguna forma, para darle todo lo que era hasta que Atsumu estuviera satisfecho y contento con él, que lo consumiera hasta los huesos, hasta que no quedara nada de Tobio y se olvidara alguna vez que no fue otra cosa más que de Atsumu.
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Dale a un hombre un poco de misericordia »AtsuKage
Hayran KurguMiya Atsumu es un alfa en la cúspide de su carrera deportiva, pero un repentino problema con sus supresores parece colocar en peligro su futuro profesional. Necesita desesperadamente marcar a alguien con su aroma y de algún modo convence a Kageyama...