Capítulo VI

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Bushido no era un hombre  de hacer visitas,  por lo que ordenó a un lacayo a  que trajera a  Zuozo, un hombre de baja estatura  y un poco desaliñado en ropas.

Zouzo siguió temeroso  al mensajero que los hizo ingresar por una de las  puerta de servicio. Este  indicó que se dirigiera  hasta  el despacho y que esperara la presencia de su amo.

Zouzo llevaba ya  un buen rato esperando, se noto sudoroso, saco un pulcro pañuelo blanco  y   seco las transpiración de la frente,  de repente la pesada puerta se abrió, Zouzo  dio un respingo y se levantó. 
Bushido hizo su presencia  omnipotente.

---No creo que seas digno  de entrar a mi casa, así que seré directo. Tu hija... Matsuri... ¿Qué relación tiene con los príncipes?

Zuoso tragó saliva, últimamente Bushido lo intimidaba demasiado.

-- Es una de las tantas doncellas que trabaja en el palacio. Nada especial.

-- ¡Qué bien!.--Bushido habría creído ciegamente en esa respuesta, ante sus ojos  Zuozo era una persona poco inteligente incapaz de mentir, pero la mocosa de su hija había resultado ser un poco más astuta que su padre. Bushido analizó la situación  así que   presiono un poco más, después de todo eso era lo que le gustaba hacer.

-- Tienes ideas de la magnitud de tu deuda, Zuoso,  Y que  los pagos no alcanzan a cubrir el total.  Suman intereses Zuoso.

--Es que...Tengo prioridades señor. Mi hija Matsuri a pesar que es pequeña ya está trabajando y no faltará mucho para que se  comprometa,  cuando se case  yo estaré más aliviado.   Cuando eso pase pagaré, se lo juro que mis pagos aumentarán. Señor-- trato de excusarse.

-- Ho!!  por supuesto, es razonable, primero hay que asegurar el futuro de los hijos, más cuando se tiene a una hija no muy ... -- Bushido largaba su veneno mientras meneaba   la mano en señal de desprecio. Zouzo apretó el puño,  si  pudiera matarlo lo haría con tantas ganas;  que lo humillaran a él por ser pobre o estar endeudado lo soportaba pero no permitiría que insulten a su hija tratandola como algo vulgar, no, solo faltaba tiempo para que se desarrolle, era inteligente, se  comportaba adecuadamente ante la sociedad, sabia al tomar decisiones, de seguro algún soldado o comerciante apreciaría esas virtudes, después si él tendría que vender su alma lo haria...
Bushido advirtió  sobre  los deseos de quererlo asesinar así que mermo la maldad de sus palabras-- pero hay algo que puedes hacer para salir de esta situación sin tanto sufrimiento, ¿Qué tanto confías en tu hija?

---Mucho, eso no se duda.

--Bien, ella  pagará tu deuda.

Zouso quedó perplejo qué querría decirle, no la convertiría en una prostituta, se lo había jurado a su esposa en el lecho de muerte, la convertiría en una señorita, hecha y derecha. Junto  coraje de dónde no había y sin temblar alzó la voz.

-¿Qué quiere proponer? para no ser digno de estar en esta casa da muchas vueltas al asunto.

Bushido  lo miro sorprendido,  esa escoria se atrevía a levantarle la voz en su propia casa, pero no le convenía de hacerse de un enemigo, necesitaba todo el apoyo posible y en cierta medida tenía razón estaba dando vueltas al asunto.

--Ya, ya no imagine tragedias, hombre, lo que propongo es que su hija sea mi informante, lo único que tiene que hacer es brindar  información sobre lo que sucede en el palacio,   y todos los meses daré por pagada la cuota de tu deuda ¿Qué opinas?

Zouso respiro,  después de todo no era tan malo.

---Os aseguro Zouzo que mi plan de convertirme en el nuevo soberano no fallara, y tú saldrás muy bien beneficiado, tendrás una muy buena recompensa, quizás hasta  tu hija se case con algún conde o hasta algún príncipe o alguien..-- lo último lo dijo con ironía.

Bushido sonrío maliciosamente, mientras Souzo analizaba la situación.

--Nada saldrá mal, hombre, ahora vete, yo te haré saber cuando tu adorada pequeña empieza a trabar.

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A Micoshi le sorprendía que mientras contaba toda la verdad a Kankuro sobre lo acontecido en Suna  este no derramara ninguna lágrima, era obvio que las últimas averiguaciones de ese tal Yiraiya aclaraban todo el panorama.

--Te dejaré solo para que pienses tranquilo y después dime qué quieres hacer. Tienes todo mi apoyo muchacho. Ven hija iremos a la feria.

La niña cogió un viejo abrigo y salió felíz a pasear con su padre sin entender nada de la situación.

Venganza de HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora