Teach me • Minimoni/ Kookmin

14. Alianza

Jimin despertó sintiéndose calentito. A mitad de la madrugada, suponía que Jungkook le había puesto una camiseta para evitar que el frío de la noche se colará por su piel.  Eso le hizo sentirse cohibido, a pesar de que entre ellos se hubieran borrado todo tipo de barreras hace unas cuantas horas, el gesto no dejó de sentirse íntimo. 

La piel calida contra la planta de sus pies, lo hizo muy consciente de la posición actual. El siendo la cuchara más pequeña, mientras su amigo lo abrazaba por detrás y enredada sus piernas con las suyas. Su corazón palpito, y se riño a sí mismo por sentirse tan vivo, tan exitante el estar presionando contra cada curva de su cuerpo. ¿Qué haría? Se acostó con su mejor amigo, y lo peor es que ahora sentía el verdadero peso de sus acciones.

Eso si, no se arrepentía, jamás lo haría si era con Jungkook. Pero ¿lo quería más que un amigo? Quizo voltearse para encararlo y con mucho cuidado, se giró. Abriendo los ojos para observar la cara dormida de Jungkook. Sonrió un poquito, al ver el rostro relajado y el cabello despeinado. Que lindo estaba.

Se deslizó un poco más sobre la cama para quedar debajo del mentón del pelingro y descansar su cabeza contra su pecho, sin perder la oportunidad de abrazar el fuerte torso.

—Hmm—Sintió el pecho de Jungkook vibrar, al momento que se despertaba.

Se puso nervioso ¿cómo tenía que comportarse? ¿Acaso tendría que fingir que no se sentía un poco afectado por las muestras de cariño, o tendría que haberse ido a mitad de la noche como salía en las películas?
Negó mentalmente, él no quería algo así.

Le acarició la espalda desnuda al pelinegro, de arriba a abajo.

—Me tientas a una tercera ronda ¿hm?—Jungkook devolvió el abrazo que mantenían, apretando sus cuerpos mientras se despavilaba. Su voz ronca despertando mariposas en su estómago—¿Quieres?

—Me duele un poquito—Dijo bajo y con las mejillas calientes. No estaba mintiendo, moverse le daba un pinchaso de dolor en su parte trasera y espalda baja.

—Oh bebé—Jungkook le besó el cabello, estando extrañamente meloso y sin soltar el sobrenombre—Nada que mi lengua no pueda curar.

El tono tan seguro, le saco una risita a Jimin, que contagio al pelinegro.

—Cochino—Murmuró, entre excitado y avergonzado—Suena rico, pero tenemos clases.

—No vayas.

—Es con Namjoon.

—No hay que ir—Le susurró con las manos viajando por su cintura, y apretando un muslo de forma codiciosa—Quédate conmigo.

Y eso sonó a algo más que solo quedarse junto a él en esta habitación. Jimin no quizo salir de su lugar seguro en el pecho de su amigo. No quería responderle.

—Jimin.

—¿si?

—Qué es lo que sientes por el profesor Kim.

Las manos de su amigo no lo dejaron de acariciar, ni dejaron de sostenerlo con cariño pero las de él si se tensaron sobre la piel del pelinegro.

Era una pregunta difícil de responder. Todavía sentía cierta obsesión por él. Siempre le atrajeron las personas inteligente, altas y fuertes. Kim Namjoon era su tipo ideal personificado. Pero después de tantos rechazos de su parte, no estaba seguro de nada. Le había herido directamente en el ego, algo que no podía sacarse de su mente.

—No sé—Respondió con sinceridad al pelinegro—No lo conozco en verdad, supongo que es como un amor platónico que nunca se dará. Creo que lo asusté un poco cuando me acerqué a él de esa forma, y yo también lo hice en su momento por no tener experiencia.