Las Hijas de (Chloenette) Omegaverse

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BROKEN HEART parte 2

Hubo un alerta de akuma, por lo que todos evacuaron.

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Yo estaba en la casa con Chloe cuándo escuchamos la alerta de akumas.

—¡Marinette! Son dos akumatizadas que andan haciendo relajos en la ciudad— habló tikki.

—Marinette, vamos— habló Chloe.

Las dos nos transformamos y nos fuimos para donde estaba el caos, cuándo nos dimos cuenta era la escuela donde estudian nuestras hijas.

—¡Chloe!— le grité por lo que ella solo asintió la cabeza y se fue a buscar a nuestras hijas.

Mientras que yo me iba a quedar peleando con los akumas.

Cuándo llegué donde estaban vi como eran dos chicas y ahí me dí cuenta.

Una era mi hija Sam y la otra era su mejor amiga.

—¡Ahora sufrirán lo mismo que nosotras!— gritó Kazumi.

Vi como ellas atacaban solo a las parejas, pero no tuve tiempo de ver eso y me fui directo donde estaban ellas.

—Vaya, parece que alguien está odiando a los enamorados— hablé y así ellas me prestaron atención.

—Ladybug, esto no es asunto tuyo— Esta vez habló mi hija, ¿Ella peleó con Nathalia? O... Oh no hija mía, ella te ha...

Puse una mirada triste como ellas dos fueron akumatizadas.

—No hagan esto, Hawk Moth solo les estará causando problemas— hablé queriendo que entraran en razón pero no lo logré, en vez de eso recibí un golpe de la mejor amiga de mi hija.

Sentí un dolor inmenso en la parte de mi abdomen.

Y al levantar la mirada vi como las dos vinieron encima mía, yo solo cerré los ojos y acepté esa golpiza.

Y así fue, Sam le golpeó el estómago mientras que kaz le dio un puñetazo en la cara.

Yo estaba jadeando de dolor pero ya era suficiente de golpes. 

Me levanté y quise invocar mi amuleto encanto pero no pude, sentí como un golpe me dejó sin aire. Vi a la persona que me golpeó y fue Sam.

Yo caí de rodillas.

No hasta que llegó mi compañera de pelea.

—¡Ladybug!— gritó, ella reviro a las dos lejos de mí, y así ella se acercó para verme.
—¡Ladybug! Mierda, mierda. Perdón no debí dejarte sola— ella estaba tan preocupada, yo solo le agarré le cara.

—No te preocupes gatita, estoy bien— ella tenía la mirada triste al verme tan golpeada.

—Puedes arreglar estos golpes con tu amuleto encantado ¿Verdad?— yo me quedé en silencio, ella frunció el ceño y preguntó de nuevo. —¡¿Verdad!?— yo sonreí y le dije.