En Brazos Cariñosos

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En brazos cariñosos

Capítulo II: Doctor Uzumaki

" Queridos dioses, por favor... perdonad a mi hermano", susurró. "A-a diferencia de mí, él es muy amable. E-él quiere ser útil y yo me interpuse en su camino".

Mientras su vida se le escapaba, apenas podía distinguir la forma de su gemelo más joven, ensangrentado por el demonio que apareció en la noche.

...

Yuichiro Tokito se despertó con el sonido de unos golpes, y no cualquier tipo de golpe. Era el tipo de golpe que resonaba con el sonido de la desesperación y el pánico. El golpe fue intenso, tan fuerte que resonó en todo el edificio de dos pisos que comprendía la clínica de Naruto.

Sus ojos se abrieron, orbes turquesas brillando contra una luna apagada. Casi amanece, se dio cuenta. Un ceño fruncido estropeó sus delicados rasgos. Se levantó lentamente de su futón, preguntándose quién estaría llamando a la puerta tan temprano. ¿Naruto? Reflexionó, antes de sacudir la cabeza, disipando el pensamiento. Su sensei tenía una llave. Seguramente no necesitaría golpear tan fuerte, especialmente en un momento así.

Yuichiro gimió y luego se quitó las mantas. Se puso una camisa sin mangas y usó la mano buena para ponerse la ropa. Su brazo izquierdo no era más que un muñón, perdido por un ataque de demonio hace tres años. A pesar de esto, aún podía funcionar correctamente y vestirse con la mayor facilidad.

Encendiendo una luz, bajó lentamente las escaleras con expresión cansada. Se frotó los ojos y bostezó al entrar al área principal de la clínica. No era grande en absoluto, pero sí lo suficientemente cómodo como para albergar a un puñado de pacientes. Se podía ver una mesa de exploración, forrada con ropa limpia. Numerosos instrumentos médicos estaban montados en la pared, y sus elegantes componentes metálicos reflejaban las luces de arriba. También había algunas camas médicas en el vestíbulo principal. Más allá de eso, un pasillo conducía a otras cinco habitaciones, cada una de ellas diseñada para albergar a más pacientes en estado crítico.

Yuichiro se dirigió hacia la puerta, con el ceño fruncido mientras los golpes aumentaban de volumen.

"¡Ya voy!" gritó el adolescente. Se apartó un mechón de pelo de ónix de la cara. Necesitaría cortarse el pelo pronto.

Una vez en la entrada, pudo ver la silueta de tres personas detrás de una porción de vidrio translúcido. Deteniéndose por un momento, miró con cautela antes de abrir la puerta.

Yuichiro se quedó helado.

"¡P-por favor!" exclamó un hombre, llevando a dos niños en brazos. "¡Mis hijos y yo fuimos atacados! ¡Y-y no responden! ¡Ayúdanos, te lo ruego!"

Yuichiro tragó… con fuerza. Se estremeció y la sangre se le heló al observar la vista que tenía ante él.

El hombre parecía tener poco más de treinta años. Sangraba por el cuero cabelludo y respiraba con dificultad. Llevaba a otros dos. Un niño y una niña, y su condición era mucho peor que la suya. El niño tenía cinco rasguños profundos que iban desde el pecho hasta la base del abdomen, mientras que la niña sufrió graves heridas en la pierna y el estómago. Su cabeza también sangra profusamente, empapando sus largos y castaños mechones.

"¿Nos ayudarias?" Instó el hombre, con pánico en esta voz. Miró a su alrededor con nerviosismo. Estaba pálido y la desesperación coloreaba sus rasgos.

"Y-Y..." comenzó Yuichiro. "Somos una clínica pequeña, señor. Me especializo principalmente en enfermedades crónicas. No en lesiones traumáticas".

"Pero hay que saber algo , cualquier cosa que pueda ayudarlos", presionó, jadeando pesadamente con cada palabra. "Por favor, eres el lugar más cercano a nosotros. No creo que mis hijos sobrevivan si voy a otro lugar".