❪ 𝐕 ❫

6.1K 220 235
                                    

— ¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota! — El cuerpo de Samantha sobre el mío me impedía totalmente el movimiento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota! — El cuerpo de Samantha sobre el mío me impedía totalmente el movimiento. ¿¡Que mierda le pasa!?

Samantha no me contestó. Por un momento pensé que estaría bromeando, pero su silencio y su desnudez lograban desechar esa idea. Intenté mirarla a los ojos, pero su cabello me lo impedía, miraba hacia abajo, no estoy segura de qué, pero comenzaba a sentirme asustada. Parecía... ¿dormida?

— Samantha... — Le hablé, moviéndola un poco de sus brazos. Pero no respondió. Siguió en la misma posición, sobre mí y su rostro perdido. — Mierda, Samantha, ya... — De un movimiento demasiado repentino, mis manos fueron arrastradas hasta quedar sobre mi cabeza, y mis brazos extendidos en mi contra. Samantha se encargó de sujetarme con fuerza, demasiada. Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al mío. Sus ojos estaban oscuros, y su melena se ceñía a su frente.

— Vuelve a decir mi nombre... — Su voz era áspera. Más ronca de lo que normalmente es. — Y te follaré duro y sin compasión. — Mi cuerpo entero tembló por la amenaza. ¡¿Está hablando en serio?! Mierda, comienzo a preocuparme.

— Samantha, deja de jugar. Si esto es una broma, quiero decirte que no es graciosa, porque... — Una de sus piernas se colocó entre las mías y las separó de golpe, interrumpiéndome.

— Te lo dije... — musitó.

— ¿Qué? Oye no, yo... — Una de sus manos cubrió mi boca, mientras la otra me siguió sujetando. Y ahora sí, me asusté. Escondió su rostro en la curva de mi cuello y sentí un escalofrío cuando la punta de su cálida lengua recorrió mi piel fría. Lo hizo sin ninguna clase de gracia o mentira impregnada en el acto.

Como si yo no fuera su mejor amiga, o como si no fuera simplemente yo.

Intenté liberarme, pero era demasiado fuerte. Mierda, ahora es cuando odio que la idiota siguiera practicando boxeo y yo no. Comencé a llamarla, pero su mano me impedía hablar con claridad.

Joder, ahora estoy asustada.

Samantha descendió su cabeza, pasando su lengua por mi piel. Depositó una mordida descuidada en mi clavícula que logró erizarme por completo. Mierda, allí no.

Apartó su mano de mi boca.

— Samantha, ya. Quítate... — Ordené en cuanto quedé liberada. Pero ella sólo me ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos apropiado. — No... — Comenzó a masajearme, pasando la palma de su mano con movimientos circulares. — No toques... Allí. — Suspiré con voz baja. Su mano siguió acariciando, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Mierda... Se siente bien... — Samantha, no... Ya-ya deja... — Rogué con voz temblorosa. Samantha se dedicó a delinear con sus dedos cada parte de mi intimidad. — ¡Samantha! — Joder, ¿Por qué lo hace tan bien? ¡Pero no! — Sa... Samy, ya, esto no... — Alzó su mano y la metió dentro de mi pantalón de pijama y la ropa interior. Sus dedos acariciaron mi clítoris. Gemí.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐒𝐄𝐗𝐎𝐌𝐍𝐈𝐀. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora