Sentada en mi trono, el silencio me envuelve mientras miro a la multitud. Ha llegado la hora.Evan se ha retirado hace poco, he notado la decisión creciente en él, no me traicionará. A la distancia a la que se encuentra la caterva de pueblerinos, no soy capaz de enfrentar sus emociones, hubo un tiempo en el que esa medida era la única forma de sobrellevarlas, ahora es una costumbre que alimenta otro tipo de carencias en mí.
–Ha llegado el día. Se cumplen 125 años desde que vuestra reina, os trajo la libertad. Terminó con vuestro suplicio.–Mi voz resuena en la amplitud del lugar, en el centro de la plaza. –Pero no debéis olvidar. Hoy no debe haber celebraciones, se alzarán otros soles bajo los que hablar de eso.
Unos murmullos se encienden en la multitud debido al cambio de planes. Puedo saborear la expectación y la duda.
–Como sabréis, hace poco hubo un inconveniente en nuestro puerto...–Sé bien que no eran conscientes, pues la zona de embarques se limita al servicio real. Pero mostrar complicidad siempre me favorece.– Tuvimos bajas, más de media docena de lobos ya no están entre nosotros.
Evan se acerca un paso cerca de mí, veo en su expresión que se atreve a cortar mi discurso, pero solo hace falta un gesto de mi mano para que vuelva a quedarse estático. Perro estúpido, seguramente piensa que estoy exponiendo una debilidad, lo que no sabe es que estoy asegurando nuestra única fuerza, solamente estoy apretando las tuercas necesarias para asertar mi dominancia. El pueblo necesita oir esto.
–Aunque bueno, además de los que están aquí, hay uno que por suerte o por desgracia no hemos encontrado...–mi sonrisa ladina dura apenas un segundo– Lo más valioso que tiene el pueblo, es los unos a los otros. Sabéis mejor que nadie que protejeré esta tierra si con ello debo morir en el intento. Agarraré la espada que me tendáis para usarla contra vuestros enemigos, porque son también los míos.
–Pero necesito esa espada. –Abro mis sentidos y percibo una mezcla, lo primero que me azota es la pena inmensa, pero se que esa viene de Evan al lado mío, lo demás es determinación y...empatía.–Reimos y lloramos juntos. Desgraciadamente hoy nos toca llorar. Si alguien sabe algo de Brayan, será recompensado por la bendición divina. Podrá pedir un deseo.
El silencio muere con el final de mi mensaje. De repente, la plaza ya no mantiene sus parametros. El barullo de pueblerinos se ata a mi en un hilo de desesperación que me consume por un momento, mis lobos hacen lo posible por retenerlos e incluso percibo cómo Evan se convierte a mi lado para protegerme.
–¡YO SÉ ALGO! ¡YO CONOZCO EL PARADERO DE LORD BRAYAN!
Levanto el indice y lo apunto entre la multitud, un hombre en su cuarta década de vida al que mis lobos agarran y traen frente a mí. Sus arrugas se pliegan en su cara por la exasperación y noto como desprende un olor a whiskey y a pis, siendo el segundo más fuerte que el primero. No lucho contra mi reacción y tapo mi nariz con una mano mientras con la otra aireo un poco.
–Habla...eh, por favor.
–V-vale, majestad. P-pero primero he de expresar mi d-deseo.– Aprieto los dientes ante la espera, en mi mente se reproducen imágenes del bastardo de Brayan, atado a una pica y ardiendo a fuego lento. – Siempre hemos hecho todo lo posible por la corona.–Sus ojos no se levantan del suelo, con pena.– Espero que pueda hacer lo mismo por mis 6 hijos...uno de ellos trabaja en la mina, o lo hacía, perdió un ded-
–¡Brayan no os traicionó!
Si la primera conversación ya era irritante la interrupción hace muy poco por retener la ira que bulle en mí. Levanto ambos brazos en un impulso y en cuestión de segundos el estandarte clavado a un costado de mi trono sale volando a modo de pértiga. Respiro hondo, el hombre ya no se encuentra frente a mí.
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Queen of hearts. [The weeknd +18]
FanficEn un reino en el que desde hace mucho tiempo la tiranía de una reina soberbia había acabado con todas las oportunidades, un caballero emergerá de las sombras para salvar a su pueblo. Dos caras de la represión generacional dibujadas en dos cuerpos q...