4.Pray for me.

27 4 4
                                    




Tan pronto como el pitido se disipa en mis oídos sé exactamente lo que tengo que hacer. A dónde he de dirigirme. Algunos de mis lobos me miran cautelosamente, sé que Evan está preocupado, y me da exactamente igual su existencia en estos momentos.

Comienzo a correr, atravieso el grupo de pueblerinos y empujo a un par para abrir camino. Algunas exclamaciones llegan a mí, uso uno de los valiosos segundos de mi carrera para darme la vuelta hacia un hombre que ha maldecido en mi dirección, lo señalo con mi largo dedo índice, y según me doy la vuelta de nuevo escucho a Evan tirándose sobre su objetivo.

Como vuelva y no lo haya limpiado todo...

En cuestión de minutos, mis sentidos agudizados me dirigen hacia Rahma, no fallo ni un paso, en el camino, atajo por un callejón comercial, me pongo la capucha de mi vestido y salto un barril de reserva, aprovecho el impulso y me deslizo bajo un puesto de frutas, algunas se caen y alcanzo a oir un suspiro. Apenas termino de salir del callejón cuando me doy cuenta de que estoy cerca. La señal parpadea en mi mente y me giro abruptamente, todo recto a la derecha.

No me puedo permitir parar, bajo ninguna circunstancia, así que cuando veo un bordillo no pienso siquiera en menguar la velocidad, en su lugar planto un pie sobre la fachada, doy la vuelta en el aire y lo atravieso con un backflip que me permite seguir corriendo.

Ya casi estoy.

Algo en mi conexión con Rahma ha cambiado, hay algo más que no me cuadra, está en peligro pero no puedo advertir de qué tipo. Subo por uno de los caminos que llevan al bosque y me adentro. Mis tacones de aguja crujen varias hojas resecas, produciendo el sonido que alerta mi presencia. Pero no tengo miedo, llevo años sin sentir tal emoción, al menos viniendo de mí misma. Las sombras a mis lado se alteran durante un instante, cuando me giro todo parece seguir en orden,  no estoy sola.

Rahma.

La llamo, no hay respuesta, avanzo un poco más y parece que esa presencia me sigue de cerca. Empiezo a aburrirme. Abro la boca pero mis palabras se mueren ante la imagen que veo.

Un hombre, vestido de negro de arriba a abajo, de pie y acomodado al lugar como si reconociera cada corteza de estos árboles. Permanece a unos metros en frente de mí, con los brazos cruzados sobre su amplio pecho, cubierto por una pechera de cuero a conjunto con unos pantalones que marcan sus muslos fornidos. De los costados de su abdomen sobresale una serie de carcasas, dagas.

Sus ojos están en mí, y no puedo evitar fijarme en su rostro angulado, una barba bien perfilada marca su camino hasta su barbilla, y su pelo...por Zhabil, una cascada azabache que parece suave. Detrás de él hay un enorme caballo blanco, que contrasta con el aura de su jinete, no lo supera por mucho en estatura porque es bastante alto, casi tanto como yo con mis tacones. Otros pasos me hacen ver que el caballo no es lo único que viene consigo.

Otro hombre con porte de asistente permanece sentado sobre su montura, que es nada más y nada menos que un asno de hocico grisáceo. Sus trenzas apuntan a varias direcciones mientras que su mirada apunta solo a un punto en el suelo, sobre su cabeza hay una especie de sombrero con forma de dedal, que me hace preguntarme si esconde algo en su interior. Entonces bajo la mirada y veo el motivo por el que estoy aquí en primer lugar. Echo mano a mis cuerdas mentales en cuanto estalla una alarma de alerta, pero Evan no me escuchará en esta profundidad del bosque, y por cómo permanecen estos dos hombres, impasibles, con una pezuña apoyada sobre el cuerpo semi inerte de mi Rahma, también lo saben.

–Quién diablos eres.–Digo, en dirección del primero, sabiendo que el segundo no va preparado para merecerse una sola palabra de mi parte. Su atuendo carece de sentido, no son más que un jubón y unos pantalones a rayas mal teñidos, podría empezar a meterme con el burro, pero no terminaría hoy. –Contesta.

Queen of hearts. [The weeknd +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora