Un amor cruelmente arrebatado pt.3

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1 hora después.

Tristán — ¿Uh?... Y-yo.. — después de desmayarse en casa de Carmilla, ella lo tomo de sus brazos con toda la fuerza que tenia y lo arrastró prácticamente a la cama de ella.

1 hora antes.

Carmilla — ah-... No puede ser... ¿Que hago?... ¡La policía! Si eso debo llamarlos. — corre por su teléfono que estaba en la mesa de la sala, al tomarlo comienza a marcar el número de los oficiales, cuando estaba apunto de llamarlos, miró de reojo hacía Tristán por unos segundos, si corazón latía con mucha rapidez, se sentía como si fuera a explotar. ¿Adrenalina? ¿Miedo? ¿Intriga? Ninguna de esas razones eran las correctas, simplemente era "Alegria" cayó al suelo soltando el teléfono dejandolo caer al suelo también, sostuvo su cabeza ya que no sabía que hacer, sentir o decir, después de revolverse el cabello y entrar en una crisis de panico en que las lagrimas caían por la desesperación junto con el maquillaje corriendose por sus mejillas, alzó su mirada al cuerpo moribundo de Tristán desmayado en el suelo, en los ojos de Carmilla se mostraban dos siluetas distintas de la misma persona, una que parecía de ella con Tristán tirado en el suelo mientras ella lo atendía (ojo izquierdo), mientras en el otro ojo se mostraba al Tristán actual, la vida se enfocó en el ojo izquierdo, y Carmilla entró en un mar de recuerdos similares.

Otoño — 6 de Noviembre del 2003.

En un día común, Tristán estaba en su entrenamiento diaro de artes marciales, practicando con su maestro, se le notaba eufórico y con la Adrenalina hasta el tope, lanzaba una infinidad de patadas al rostro de su maestro, pero el las esquivaba.

Maestro — necesito más velocidad, superate a ti mismo Tristán, ¡SACA ESE POTENCIAL!

En ese momento Tristán cayó al suelo de pie después de dar su ultima patada, el rostro de Tristán mostraba concentración absoluta, los ojos de el Dilataban y una voz comenzó a sonar pero su subconsciente no lo dejaba oír, en un momento giro su rostro a la izquierda logrando ver a Carmilla a la esquina del ring, lo estaba apoyando con todas sus ganas, Tristán se calmó en ese instante volviendo a la "Normalidad", pero ahí es cuando el maestro se dió cuenta de un detalle, parecía que los mitos eran reales sobre los humanos que en sus momentos más eufóricos podían entrar en un estado mental en que solo se enfocaban en lo que tenían al frente, llevando su cuerpo a limites extremos en que no sentían ni dolor, ni miedo, "Berserk" era el nombre de dicho estado, Tristán parecía ser uno de esos pocos hombres u jovenes que podían entrar en ese estado, ese estado era activado (por así decirlo) por varias razones, querían superar los limites, ira, miedo, o las simples ganas de matar personas hasta verlos muertos era los que los hacían entrar en ese estado, por ejemplo Tristán, estaba apunto de superar aquellos limites que no le permitian superarse a si mismo, pero aquella calma que le otorgó Carmilla al ser la unica presente apoyandolo, lo hizo entrar en si, una sonrisa emergió del maestro, sin embargo se le acercó cuando la seguía viendo y le dió una cachetada con la parte inversa de la mano haciendo que caiga al suelo gracias al cansancio.

Maestro — aún te falta, pero sé que en un futuro serás alguien que ni las balas podrán parar.

Al darse la vuelta para irse a su oficina, se detuvo al estar a unos 16 metros de el, sus manos temblaban y su corazón latian, era como si hubiera visto un fantasma, no obstante, no era así. Tristán le causó por primera vez en años al profesor de artes marciales profesional, pavor... Lo que vió con sus ojos no eran un simple niño eufórico, vió a un niño que ocultaba a un demonio en su cuerpo.

Maestro — ... Si crece... Dios perdone al que quiera buscarle pelea...

Perspectiva del maestro al ver a Tristán en el estado Berserk.

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