Baby I don't feel so good.

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Ya había pasado un tiempo desde que se paraba a reflexionar sobre ella. En general podía afirmar sin riesgo a equivocarse en su juicio, que objetivamente, ella no valía. No la malentendáis, no habla sobre una idea pesimista o sin confianza hacia ella misma. La reflexión iba en otro sentido. Cuando TenTen decía que ella no valía se refería a su posición en la organización. Sus amigas eran "hijas de", ella por el contrario pertenece al clan Ama, un clan que está extinto, como le gustaba decir a su padre. Era hábil, se encargo de enlistar y entrenar a números hombres, era capaz de acertar a un ojo a una milla de distancia. Modestias a parte era guapa, lo sabía. A escondidas había tenido romances con cadetes, tambien sexo casual, tenia varios pretendientes. Era objetivamente guapa.

No era la persona más inteligente, pero no era precisamente tonta. En la facultad era de las primeras a la hora de rebatir posturas con argumentos lógicos, como les gusta decir a los abogados todo en derecho es defendible. Tenía una malicia intrínseca a la hora de dejar en ridículo a alguien y por los chismorreos en los corredores, eso les era atractivo. En general, era una mujer capaz y formada, pero todo eso se opacaba o no valía a la hora de escalar en una organización como a las que ella pertenecía. Muchos de los ascensos son por sangre, el mando pasa de padres a hijos, hijos con o. Ella era la primogénita, su padre solo había tenía una hija con la pobre mujer que secuestro.

Sí, secuestro. TenTen era consciente de como fue engendrada. Ella era el fruto de la bajeza, el acto más desagradable que le puede pasar a una mujer, ella era el recordatorio constante que los hombres como su padre pueden hacer lo que quieran y salir impunes. El primer pensamiento que tiene de su madre es ella llorando, mirándola con miedo y asco. No la culpa, la podre mujer fue sacada de su casa, si en donde vivía se podía llamar casa, y raptada. Su madre era la mujer más guapa que conocía, brasileña, ahora como adulta lo sabe, por lo que investigó y encontró, su madre llego con dieciocho a Japón, para estudiar danza en Enra. Una muchacha inocentona y bobalicona que pensaba comerse el mundo. Las pocas noticias que encontró fue que un día no volvió a la compañía y dejo de contestar a su familia, quienes por no tener recursos suficientes no pudieron localizarla ni insistir.

Cuando ella era una niña nunca pudo hablar con su madre, su progenitor nunca permitió que su madre aprendiera japones y mucho menos comunicarse en ingles con alguien. Ella no tenía un recuerdo coherente sobre ella, lo único que repetía era lo mismo Meu nome é Gabriela Da Silva, tenho 18 anos e estou aqui contra minha vontade. De niña no supo lo que significaba e incluso cuando por fin pudo descansar en paz, no pudo entender sus últimas palabras Você é sangue do meu sangue e carne da minha carne. Só espero que você não tenha o mesmo destino que eu, que Deus esteja com você porque me abandono. Ya cuando creció, una parte de ella se negaba a entenderla, hacerlo implicaba enfrentarse a cosas que no quería, pero crecer es enfrentar. Aprendió portugués y con ello lloró, era normal hacerlo, toda su vida, toda su vida repitiendo lo mismo, dieciocho su mente se quedo en ello y aun odiando su existencia, sus últimas palabras era para ella, un consuelo.

Todo eso la obligo a reflexionar, y deconstruirse. ¿Su mundo era lo correcto? Obviamente no, nadie en su sano juicio diría que sí; pero, era correcto la forma de ser. El machismo interiorizado, la misoginia, el terror a modernizarse. A medida que iba planteándose cosas, se fue dando cuenta de que era una hipócrita. Sí, se llenaba la boca de discursos feministas y progresistas, como sus amigas, pero cuando de verdad tenia que hacer algo solo apartaba la vista. Eso se denotaba ahora mismo, Sakura estaba discutiendo a gritos con Karin, ella tenía información, pero no la iba a dar gratis. Lógico.

Pero para Sakura, que ella quisiera algo a cambio era como si en el siglo XVIII una criada negra exigiera que le pagaran el dólar completo y no los cincuenta centavos que su señora "tenia la amabilidad" de darle. Esa era la relación que tenían. Y era hipócrita. Sakura, Ino e incluso Hinata, repetían como un discurso bien aprendido las mujeres tenemos derechos, las mujeres tambien podemos hacer esto, entre nosotras somos sororas, nos unimos, no somos como esos hombres que solo quieren sangre. Hipócrita, y ella tambien lo era, lo reconoce, se avergonzaba, pero (autoconvenciéndose) no puede hacer nada. Karin esta perdiendo dinero al atenderlas, mujeres heteros que no la van a pagar por sus servicios, pero aun asi Sakura habla de honor y que debería estar encantada de que la unan a su intención.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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