Flowers blood and rainbow puke

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Prólogo

Puerto marítimo de Tokio lunes 17 de diciembre, 5am.

Omnisciente.

Las balas iban y venían sin ningún tipo de control, ya hacia mas de dos horas que todo eso parecía una mala broma del destino, un programa de cámara escondida o algún reality de moda, pero la verdad era que en ese puerto había por lo menos doscientos cadáveres y solo quedaban en pie quince personas y claro los acribilladores, pero esos en este momento no son tan importantes. Si alguien les hubiese dicho el día anterior que no vivirían un día más, tal vez estas personas se reirían en sus caras y se marcharían a sus respectivos hogares, para ocuparse de sus vidas como ciudadanos normales, claro que si lo hubiesen sabido más de uno trataría de arreglar asuntos pendientes como el señor Hyuga o los Uchiha, pero como nadie lo sabía ahí estaban ellos, las siete familias mas importantes de toda la Yakuza reunidas apunto de desaparecer del mapa, bueno casi, porque los sucesores no estaban pero aun eran unos críos de doce años.

--¿Cómo has podido traicionarnos? —el temperamental señor Uchiha sujetaba su costado en un intento por detener la hemorragia que tenía—¿Qué te han ofrecido para que nos vendas maldita rata?

--No te creas Fugaku—el traidor los miraba sonriente—no me han ofrecido nada que no tenga ya, simplemente me he cansado de estar a vuestras ordenes—los miraba a cada uno de ellos y al hombre que agonizaba detrás de ellos- es una lástima que el viejo Sarutobi no diese más pelea.

--Maldito bastardo, ya verás cuando te atrape 'ttebane—la habanera sangrienta a pesar de estar herida y agotada no dejaba de luchar, su pelo rojo se ondeaba con el poco casi nulo viento que había, a su lado su marido sopesaba sus opciones para salir y reencontrarse con sus hijos y descansar, pero estas iban cayendo una a una al recontar la munición que les quedaba, su estado físico y emocional y sobre todo la ausencia de un vehículo que los llevase de vuelta.

--Kushina-san, le recomendaría que se callase—una fuerte patada en su estómago la hizo retroceder—si no quiere acabar en un pozo de ANA—la mujer callo de rodillas al suelo retorciéndose y vomitando sangre, sus heridas internas eran peores de lo pensado.

--KUSHINA-SAN—una mujer de pelo rubio llego a su lado y saco un puñal para ponerse en defensa, frente a ellas un hombre vestido de negro las miraba con lujuria y psicopatía.

Todo iba de mal a peor, el marido de Kushina había sido derribado de un balazo en el pecho y estaba desangrándose incapaz de hacer nada por su mujer, un poco mas a la izquierda se encontraba Mikoto Uchiha apuñalando a un hombre que trato de acabar con la vida de su marido, sin percatarse que un tirador la apunaba para apretar el gatillo y dirigir una bala directa a su cráneo, acabando en segundos su existencia.

Su marido abrió los ojos desmesuradamente para de la misma manera caer, pero esta vez por un balazo en uno de sus pulmones, como pudo se arrastro hasta su mujer y entre lagrimas le acariciaba su rostro, a pesar de las heridas que tenía seguía siendo la mujer mas hermosa a sus ojos, la abrazo con cariño y llorando como un niño se dejo llevar con la perdida de calor y noción de su entorno para finalmente cerrar los ojos. Kushina lloraba por la perdida de sus amigos, sacando fuerza de quien sabe donde derribo a uno de los tiradores y a puñetazo limpio le rompió la mandíbula, le arrebato el arma y pego un tiro al que disparo a sus amigos, con prisa se acercó a su marido.

-Minato ni se te ocurra morirte porque te juro que te revivo y te muelo a golpes—el rubio sonrió y un poco de sangre salió por sus labios—Minato te lo advierto.

El hombre se levanto y le quito el arma a Kushina, para apuntar hacia uno de los tiradores que estaba cerca de Shikaku y la mujer de este. Se apoyo en el armar y miro a Kushina para sonreírle y finalmente desplomarse a causa del disparo que recibió.

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