Después de morir tragicamente, Hanagaki Takemichi despierta en el cuerpo de un personaje extra de la novela "Noches de balas" que leyó durante secundaria. Destinado a morir en medio de un enfrentamiento de pandillas, Takemichi decide interferir en l...
Disclaimer: Tokyo Revengers y sus personajes le pertenecen a Ken Wakui.
Advertencia: Fanfic de género BL/Yaoi con ooc, drama, muerte, ocs, transmigración, romance, problemas, niños y reencarnación.
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Cuando Takemichi se giró para enfrentar a su atacante, ya era demasiado tarde.
El cuchillo se clavó profundamente en su estómago, perforando su cuerpo. El horrible ardor de la herida junto al lejano grito de horror de la chica qué había estado defendiendo antes, fue todo lo que pudo sentir antes de caer de rodillas al suelo y escupir una abundante cantidad de sangre.
El metálico y amargo sabor se extendió por todo su paladar haciéndolo sentir enfermo.
Fue horrible.
Su cuerpo tembló, sin poder soportar el dolor, y terminó cediendo. Cayendo finalmente al frío y sucio piso del callejón.
— ¡Oh dios mío!
Oyó un grito lejano.
Su cabeza daba vueltas, su respiración era pesada y algo difícil de manejar. La cálida sensación de la sangre emerger de su herida era extrañamente reconfortante.
— ¡Vamos de aquí!
Takemichi observa como el grupo de maleantes se aleja de la escena y los deja completamente solos.
[ Cobardes. ]
Piensa para sus adentros mientras intenta ponerse de pie. Sin embargo el terrible dolor solo invade su cuerpo sin compasión, obligándolo a caer nuevamente.
— ¡No te muevas! —la chica grita mientras se acerca a su lado—. Estoy llamando una ambulancia, pronto estarán aquí.
La chica le comunica, su voz se oye lejana y quebradiza.
— Estoy bien… —murmura con pesar.
El no está bien.
Takemichi puede sentir como su vida se va desvaneciendo a cada segundo. Está perdiendo demasiada sangre, puede sentirlo en su ropa completamente empapada bajo su espalda.
— Oh dios mío, oh dios mío… —la chica murmura mientras saca de su bolsillo un pañuelo y lo presiona sobre su herida.
Takemichi suelta un quejido lleno de dolor e inevitablemente dirige su mirada hacia el pañuelo.
El bonito y pequeño pañuelo de color azul rápidamente se humedece y se tiñe de un feo bordo.
Sorprendido, dirige su mirada a la joven chica qué lo está socorriendo y observa atentamente su rostro, notando la desesperación y terror en sus ojos.
