Suplicio.La vida de un Walton.

Memorias de un pasado

Hola, mi nombre es Darren Walton Barry, Walton de descendencia Europea por mi padre, y Barry de descendencia Francesa por mi madre, pero he vivido toda mi vida en Kanternest, Inglaterra.  Actualmente tengo 13 años y una falsa pero muy construida familia.

Realmente no sé mucho de mi familia paterna, Henry, mi padre, dice que no existen para él desde hace mucho tiempo, pero nunca ha dado una buena explicación y no soy tan valiente como para preguntar. Mis abuelos tienen por nombre Deian y Elin Barry, son reconocidos artistas en Francia, gracias a ellos le yomé una gran pasión al dibujo, de pequeño solía pasar mucho tiempo con ellos, cada festividad la celebrabamos en grande y todos los fines de semana ibamos a su enorme mansión, pero un día Henry decidió que ya no sería más así, y así fue.

Tengo un hermano, su nombre es Giorli, es tres años mayor que yo. No quiero hablar más al respecto. Es un tarado, y no tengo ningún buen sentimiento hacia él.

Tenía otro hermano...Yared, eramos gemelos. Él era mi complemento, mi otro yo, mi mejor amigo, y aún no sé que pudo haberle sucedido.

Y como si de ayer se tratase, revivo el momento cada que es mencionado.

—Darren...hijo. Necesito que estés tranquilo—el abuelo me tomó de los brazos y me llevó hasta la pared, un lugar donde estuviera seguro.

Mi corazón se aceleró pero no estaba seguro de sonreir o asustarme, en el fondo siempre supe que había algo mal.

—Darren...Yared murió.

—¿Hmm?—bufé dudoso.

Todo inició luego de la última ida al parque, al volver, al igual que muchas otras veces, Yared no estaba, entonces pregunté a dónde había ido, Henry respondió que Mamá lo había llevado al hospital porque tenía una quimioterapia y eso me tranquilizó, pero pasó la tarde y cayó la noche, no solo de aquel día sino de una semana entera y mamá tampoco volvía, Henry evitaba mis preguntas iniciando una nueva conversación y de Giorli ni hablar, ni siquiera me miraba. ¿Dónde estaban? ¿A dónde fueron? Pasada la semana, Mamá volvió sin Yared, ahora junto al abuelo.

—Lo siento mucho. A mí también me duele, hijo.

—No.

—Darren, creeme que...

—No, no es cierto. Yared no pudo morirse, Abuelo, no me dijo nada, él...debe seguir vivo. ¿Quién dijo que murió? No pudo haber muerto.¡Sueltame!—Le grité desesperado al abuelo,empujandolo hacia atrás—¿Dónde está papá? Quiero a papá.

Yo amaba a mi padre, cuando estaba feliz, ahí estaba él. "¡Vamos Dar, estoy orgulloso de ti! !Ese es mi hijo! ¡Bebé Dar ha ganado! ¡No pude tener un mejor hijo!". Siempre creí que Yared y Giorli debían estar celosos de mí, siempre me sentí como el más amado, como si fuese el preferido, y a decir verdad, de todos, él era mi preferido, mi dulce padre amoroso a quien podía recurrir cada que me sentía mal, sabía que él me iba a consolar. Yo solo corría a los brazos de mi padre porque pensaba que en él podía confiar.

—Aquí estoy, Dar—en mi mente puedo ver su imagen viva, el cabello oscuro caía en su pálido rostro, sus ojos grises parecían rojizos aquel día, formó una sonrisa forzada con sus labios, se colocó en cuclillas y extendió los brazos hacia mí, y yo corrí hacia él.

Mi seguridad estaba en él.

—Papi, Yad se fue...me dejó, ni siquiera dijo adiós, papi, dile que vuelva.

—No puedo hacer eso—ambos quedamos en silencio un momento, soltamos el abrazo, él tomó mi pequeña cara con sus dos manos y me miró...una mirada que nunca olvidaré, por primera vez en toda mi vida noté tristeza en sus ojos, pero estoy seguro que no era por la muerte, sé que era por mí, era a causa de mi dolor—.Lo siento, Darren, creeme que lo siento, mi vida, en serio, lo lamento, no mereces esto, tú no mereces esto. Pero quiero que sepas...que a pesar de todo, te amo, te amo, hijo, te amo—ese día supe que era una despedida, lo pude sentir, fue un abrazo que gritaba exageradamente "Adiós", como si de él desprendieran algo, como si nunca jamás me volviera a ver, como si otra persona fuera a tomar su lugar.

Ese fue el día...en el que perdí a mi hermano y a mi padre.