Suplicio.La vida de un Walton.

El comienzo

Su historia comienza con la trágica desaparición de su hermano gemelo. Su vida era como un hueco: Vacío, solo, deshabitado. No había lugar ahí para la felicidad, ni siquiera buscando se le podía encontrar. No había lugar ahí para la luz y la esperanza de encontrar alegría se había agotado. La única opción era mirar hacia arriba, y ver a los demás con sus alegrías, es por eso que, Darren no tenía motivaciones para las interacciones sociales y prefería estar solo. Pasaba la mayoría de sus días encerrado en el ático, leyendo un libro, escuchando música instrumental. No salía de fiesta, nunca. No le gustaba la gente. 

Simplemente cuando estaba solo...podía ser él, y llorar sin dar explicaciones del por qué.

El apellido Walton está marcado, y Darren no pudo quitar la marca. Nadie pudo.

—¿Crees que algún día encontraré a alguien que me ame?—le preguntó el pequeño niño de los rizos a su abuelo.

El anciano de cabellera blanca, le acarició el cabello, pero Darren se alejó porque le tenía demasiado miedo al contacto.

—Hijo...pase lo que pase tú la encontrarás, ella será la más feliz y tú aprenderás a sonreir junto a ella. Serás el amor de tu vida, pero tal vez ella no será el tuyo. 

—¿Por qué no?

—No lo sé...la verdad la vida, en sí, es horrible, pero cuando pienso que sin vida, moriría, entonces...le agradezco a Dios por existir.

—¿La vida no es horrible?—preguntó aquel niñito, con voz tan suave que fue casi inaudible para el abuelo.

—No. Es hermosa—le sonrió, y abrió sus brazos para que su querido nieto lo abrazara. Esa vez, Darren accedió—.Al menos en nuestras imaginaciones sí lo es.