Casa...Todos quieren volver a su hogar luego de un largo viaje, ¿cómo no si es acogedor y reconfortante? Es como regresar a tu lugar seguro, donde puedes dormir, comer, reir, desestresarte, hablar de lo que quieras y ser tú mismo.
Mi "hogar" es todo lo contrario a eso.
Henry dice que no es necesario tener lujos ostentosos, grandes carros, sirvientes, un gran jardín, joyas, puertas enormes, mansiones, vistas hermosas, no, nada de eso es bueno para nosotros según él. En torno a esto es que crecimos en una casa común en un fraccionamiento para personas de clase media.
La casa es común podría decirse, aunque muy equipada para todos los deseos que pudiera tener Henry. Al entrar está una pequeña sala y la televisión, a unos pasos está el comedor y la cocina, y a un lado las escaleras al siguiente piso, en este otro está la habitación de Henry y la de Mamá...no duermen juntos hace años, por lo que decidió darle otra habitación, también está su oficina y la lavandería. En el último piso está una sala de juegos, mi habitación y la de Yared...
A un lado de mi puerta hay un cordon que hay tirarlo baja una pequeña escalera de madera por la cual puedes subir al ático.
Olvidé mencionar el sótano, la puerta está entre la cocina y la escalera...El maldito sótano.
Al llegar subí las maletas a las habitaciones y luedo Henry gritó mi nombre así que bajé inmediatamente.
—¿Qué pasa?—pregunto jadeando.
—Ten—me dijo aventandome una caja de metal pequeña con adornos que parecían de oro.
—¿Qué es esto?
—Tu nuevo reloj. Pontelo.
—¿Me estás regalando un reloj?
—Sí.
Abrí la caja y salió una luz dorada muy brillosa, al pasar pude notar el reloj, era plateado con algunas manchas de vino, el sol le daba y su reflejo denotaba luz en mi rostro, parecía antiguo pero a la vez muy actual.
—Ven, te lo pondré—dijo, lo miré con duda pero él me jaló del brazo hacia él, tomó el reloj y me lo colocó en la mano izquierda.
—¿Qué son estos botones?—señalé con la mirada.
—Son 3—terminó de ponermelo y me soltó para irse a la cocina.
—Sí, ¿para qué son?—lo seguí.
—El uno es verde, significa un día.
—¿Un día?
—El dos es naranja, significa 3 días.
—¿De qué hablas?
—El tres es rojo, es una semana.
—¿Una semana de qué?
—En el sótano.
—¿Qué?
—Cuando me desobedezcas una luz rodeara el reloj del color que yo elija, y ese color indica cuánto tiempo pasarás castigado—alzó su manga y él también tenía puesto uno igual.
—Perdón, ¿qué?
—El reloj tiene audio, asi que puedo oir todo lo que digas en cualquier momento del día. Si quiero puedo oirte respirar en la noche y puedo ser tu despertador en las mañanas.
—No es cierto—.Mi corazón latía muy fuerte, podía sentir cada golpe de él hacia mi pecho, mis manos comenzaron a sudar y anhelaba salir corriendo pero curiosamente mis piernas no podían moverse.
ESTÁS LEYENDO
Suplicio.La vida de un Walton.
Teen FictionPor azares de la vida, los caminos de Darren Walton y Diana Campbell se unen, quienes intentan sobrevivir a sus pesadas vidas siendo solo adolescentes. Esta es la historia del sufrimiento de un pobre niño inocente tratando de enfrentar su mayor mied...