Tentación | CAP. 4 | PARTE 1

330 12 1
                                    

"Y líbrame de la tentación. De todo tipo de tentación. Pero epecíficamente de la más grande para mi: De Evangeline. Amén".

Hice mi oración de la noche con el rostro inclinado y apoyando mis codos sobre la cama en forma de plegaria.

Aun tenía los ojos cerrados cuando...

Ví a Evangeline haciéndome el amor en la playa y yo aferrado a su cuerpo. Ya había revivido esos momentos en mis pensamientos algunas veces y me causaban incomodidad. Pero esta vez era una sensación diferente. Era una mezcla de placer y...

¡Por Dios! ¿En qué estoy pensando? Me dije a mi mismo dando palmadas en mi frente para desvanecer esas escenas en mi cabeza.

Siendo sincero no es la primera vez que me imagino teniendo relaciones íntimas con ella. Y no sé si algún día podré olvidar lo que pasó entre nosotros aquella noche en la playa.

—Estos sucios pensamientos son el resultado de aceptar aquel beso lleno de lujuria en plena iglesia —me reprendí a mi mismo—. ¿Ya lo ves? Por no poner límites volviste a caer en actitudes obsenas.

—Tranquilo, Earling. Ví unas botellas de vino empolvadas en el sótano de la iglesia —me respondió la voz que vive en mi interior—. Eso es lo que en realidad necesitas para olvidarla. Además, no creo que se den cuenta si una de esas botellas viejas desaparece.

—No —repliqué en voz alta—. Ni si quiera lo pienses. Emborracharme por una mujer, nunca.

—No digo que te emborraches tonto. Una o dos copitas de un buen vino no tienen nada de malo  —la voz sonaba persuasiva y engañosa.

—¡Que no! Recuerda lo que pasó la última vez que probamos el alcohol. 

—Lo recuerdo bien —la voz en mi mente se tornó pervertida—. Eva y sus besos sabor a vodka, mmm, los dos sabores más deliciosos que hemos probado en la vida. Deberías pecar más seguido para disfrutar de ese infierno tan...

—Ya cállate voz estúpida —me invade un calosfrío que me estremece—. Las decisiones las tomo yo. Yo decido lo que haré y lo que no. Una molesta voz en mi cabeza no me dominará. ¿Lo entendiste?

Debo estar loco peleando conmigo mismo.

Abro los ojos. Entro a las sábanas heladas que están sobre mi cama y me obligo a dormir.

—Por favor, Dios. Ayúdame a Dormir. Y que el día siguiente sea mejor que hoy, amén.

A la mañana siguiente:

La luz del sol me pega directo en los ojos. Es tan molesta que me hace despertar de mal humor.

Me siento en la orilla de la cama. Entre cierro los ojos para enfocar mi mirada que está borrosa y veo el reloj hasta que mi vista es nítida.

—¿Ya son las 11:28 AM? ¡Dios! Tengo una misa de bautizo muy importante a medio día... —me levanto tropezando directo a bañarme y en el camino me pego en el dedo chiquito del pie con la puerta.

Supongo que me lo merezco por lo de anoche. Justicia divina, diría mi madre.

Entro a la ducha apresurado y el agua caliente se acaba cuando mi cabeza está llena de shampoo. Asi que tengo que usar agua helada y por si fuera poco me cae jabón en los ojos.

¡Vaya parecía que todo iba de mal a peor y de peor a terrible!

Salí de la ducha con los ojos rojos, temblando de frío y con los nervios de punta porque el bautizo que estaba por realizar no era uno común. Ese día bautizaba al hijo único de un actor muy famoso y adinerado.

Si no fuera por Juanita que siempre tiene impecable y lista la ropa que voy a llevar cada día, hoy lo estaría pasando terriblemente mal.

La iglesia ya había sido decorada, los invitados emocionados tomando fotografías y los familiares brindando su bendición al pequeño. Todo estaba listo para dar inicio a ese día tan esperado.

Levanto las manos para indicar que la misa está por comenzar cuando la madre del bebé se me acerca y me dice un secreto de confección al oído.

Un secreto que me dejó pasmado.

Me sentía muy apenado pero de ser así las cosas yo no podía continuar el bautizo. Pedí al padre del niño que me disculpara por mi decisión tan repentina, pero el hombre se enfureció y me expuso públicamente humillandome.

Yo solo era un joven sacerdote asustado ante los juicios de cientos de personas que no tenían piedad y me criticaban desconociendo los motivos reales. Las cámaras me enfocaban y los reporteros con sus notas amarillistas aseguraban que por eso no debía manejar un niñato una iglesia de semejante reputación. Y la verdad es que la iglesia en donde yo servía era una de las más prestigiosas del país y de América Latina.

La presión social fue más allá de lo que pude soportar. Me paré frente a una de las cámaras y le arrebate el micrófono a la reportera del canal 7.

—¿Quieren saber la verdad? ¿Quieren saber por qué desistí de esta ceremonia? —de pronto todas las cámaras me rodeaban y los micrófonos se inclinaban a mis labios.

La mujer me miró y su mirada imploraba piedad.

—Sí, digamos padre, queremos saber la verdad, ¿es cierto que usted no es un sacerdote serio y que esta no es la primera vez que deja mal a una pareja en su gran día? o en este caso ¿hay algo que no sepamos y que lo obligó a suspender el bautizo del pequeño Levi?

Me retumbaba el corazón tan fuerte que hasta podía sentir mis latidos.

—Veo en sus ojos que está muy tentado a hablar, padre... ¡Sí gente! debe ser un secreto muy muy oscuro el que nos está por revelar el padre Earling, no cambien de canal —dijo la mujer con los ojos brillantes de curiosidad.

La voz en mi cabeza me reprochaba:  Si revelas ante todos el sucio secreto de esta familia, aunque según tú no deberías hacerlo por ser un secreto de confesión, vas a limpiar tu nombre y serás el héroe. Pero si guardas silencio por tus estúpidas normas morales, tú serás el villano aquí, además te estás arriesgando a que te remuevan de la parroquia por el escándalo que se armó.

—Hable, defienda su postura —dijo un hombre del canal milenio—. ¿Qué oculta la familia del famoso actor David William's? Si él lo lanzó a los leones sin tocarse el corazón, ¿por qué lo protege?

Él tenía razón, si decía toda la verdad los humillados serían ellos y se arrastrarian ante mí y ante todas las cámaras de la vergüenza pública.

Pero...

La madre del bebé Levi me seguía viendo desde lejos casi a punto de llorar. Si decía el secreto que me acababa de confesar, ella sería la primer afectada y su familia se destruiría por completo.

¡Que dolor me dio tener que hacer esto! Pero no tuve otra opción.

—Ustedes que todo lo saben y lo que no lo inventan, investigenlo por ustedes mismos  —regresé el micrófono y me contuve por ella—. No tengo más que declarar.

—Ah, ¿como ven? En otras palabras el padre nos llamó chismosos y que inventamos notas falsas  —dijo ofendida la reportera del canal siete.

—Ya vámonos  —dijeron los demás —. Perdimos el tiempo aquí. Mejor sigamos a la esposa de William's y al bebé Levi.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 01, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Pecado Es EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora