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【—— KILIG——】

La última vez que Abril había visto a su hermano, fue cuando tenía síes años y los dos vivían en la triste y deprimente casa con su padre borracho, que todas las noches solía llegar a golpear a alguien.

Normalmente, Abril se ponía a defender a Felix, de entonces quince años, y se llevaba gran parte de los golpes.

Pero a la pequeña omega no le
importaba para nada, porque Félix era su lindo hermanito que nadie debía tocar. El único en ese mundo que la protegía y le sonríe todavía con cariño. Ese fue el único cariño que Abrí conoció, así que lo debería cuidar totalmente, a pesar de que muchas veces Felix le gritará que por su culpa se quedaron sin mamá, que por ella estaban en esa situación.

Abril siempre le perdonaba todo lo que le gritaba cuando las cosas iban mal, porque creí que Félix no lo decía enserió.
Le perdonaba todo porque Felix a veces le llevaba comida, le daba una caricia en el cabello, y se sentía quería con esos simples gestos.

Sin embargo, Félix un día llegó saltando, diciendo que le ofrecieron un puesto de trabajo en una fábrica, y que debía irse de ese lugar. Abril había llorado, había gritado, había hecho un berrinche diciendo que no quería que se fuera, pero no sirvió de nada.

Felix hizo sus maletas cuando su padre no está, y Abril la dejó ir bajo la promesa de que volvería por ella y tendrían la vida que siempre quisieron.

Por supuesto, Félix nunca regresó.
Pero Abril lo entendió siete años después, cuando su padre el hecho de la casa, y no tuvo a nadie más en el mundo.

Félix se marchó para siempre y nunca volvería por ella.

¿Porque quién querría hacerse cargo de una patética omega?

Mei gimoteaba en sus brazos, sin comprender un poco el estado de shock en el que estaba su mami luego de volver a casa y echarse sobre el sillón. Sin embargo, Abril se limitó a pretarla más, buscando aferrarse a algo desesperadamente.

Ver a Felix había hecho que algo dentro de ella se eliminaba. Ese pasado que creía enterrado estaba saliendo a flote otra vez, y no quería eso. Cualquier cosa menos eso.
Y haber escuchado a Felix decir que era prometido de Samantha hizo que un dolor sordo se instalará en su pecho, como si algo la hubiera atravesado, la hubiera roto por completo.

No sabía por qué se sentía así, considerando que no quería casarse con Sam, considerando que ellas no nada. Considerando que apenas la conocía.

Pero Samantha la había tratado tan bien, la miraba con tanto cariño, que Abril no podía evitar querer ansiar un poco más eso. Busca un poco más de ternura.

—¿Mami? – miró a Mei, que hacía un puchero – No tiste. Por favor.

— ¡No estoy triste! – mintió comenzando a darle besos en sus regordetas mejillas – Es sólo que me entró algo en el ojo.

Mei la miró con expresión de no creerle nada, sin embargo, no dijo nada tampoco, sólo ocultó su rostro en el cuello de la omega.

Abril sabía que su bebé iba a ser una omega, como ella. No era necesario hacer exámenes para que se le dijeran, se notaba en su forma de comportarse, de la manera en que todo el mundo alrededor de ella actuaba. El sólo hecho de que Sara y Sofia le prestarán más atención de la debida decía ya lo que era.

𝐊𝐈𝐋𝐈𝐆 |「RIVARI 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora