Blancanieves se encontraba con la mirada perdida, observando a través de la ventana con una expresión de profunda preocupación que parecía pesar sobre sus hombros. Sus ojos reflejaban un torrente de emociones: tristeza, incertidumbre y un temor que parecía aumentar con cada momento que pasaba. No entendía por qué Apple Poison había declarado esas palabras tan bonitas y qué significaban en realidad, acaso podría estar, no, eso no era posible para la joven. Desde la ventana, su mirada se perdía en el bosque que se extendía en la distancia, los árboles altos y frondosos parecían ser guardianes silenciosos de la esperanza que anhelaba, de la presencia de Apple emergiendo de entre las sombras, como lo había hecho en innumerables ocasiones.
Los enanos se habían marchado a trabajar, dejándola sola en la cabaña con sus amiguitos del bosque. La soledad se cernía sobre ella como una pesada manta, mientras su mente divagaba sin control. La inquietud creció en su pecho, apretándolo con una angustia que parecía no tener fin. ¿Qué haría si Apple estaba en peligro? La sola idea de perderlo desencadenaba una tormenta de pensamientos oscuros que la asediaban sin piedad. Se lamentaba en silencio por haberlo dejado ir, por no haber encontrado las palabras para retenerlo a su lado. Él la había protegido tantas veces, había sido su apoyo, su protector, su príncipe... y ahora se encontraba en un peligro del que no podía protegerlo: la reina.
Un pajarito voló hacia ella y frotó suavemente su mejilla con el ala, como si pudiera sentir la carga que llevaba sobre sus hombros la princesa. Blancanieves esbozó una sonrisa forzada, tratando de ocultar la angustia que la invadía. Acarició al pajarito con ternura, encontrando consuelo en la inocencia del pequeño animal.
—Descuida, pequeño amigo, no me pasa nada. Solo espero que Apple regrese pronto... —dijo con un tono melancólico, sus palabras eran un susurro entrecortado por la preocupación que la atenazaba—. Ya sé —exclamó en voz alta, tratando de convencerse a sí misma tanto como al pajarito que todo está bien—. Prepararé un pay. Seguro que Apple regresará pronto y tendrá hambre, así podremos comer juntos y hablar como siempre. —Su voz, aunque llena de un anhelo esperanzado, no podía ocultar la tristeza que la envolvía como una niebla densa.
Blancanieves se sumergió en la preparación del pay de piña, concentrándose en los ingredientes y el suave vaivén de sus movimientos. Mientras mezclaba la masa con cuidado, una melodía suave y melancólica escapó de sus labios, llenando la cocina con un aura de tristeza que apenas lograba disfrazar. El aroma dulce y reconfortante de la piña se entremezclaba con la fragancia de su esperanza y el temor que se apoderaba de su corazón.
A pesar de su determinación por mantener la compostura, los pensamientos de Apple Poison seguían ocupando su mente, tejiendo una red de preocupación que no podía evitar. La cálida luz del sol se filtraba a través de las ventanas, bañando su figura en tonalidades doradas que contrastaban con la angustia que la consumía. A medida que el pay tomaba forma, su corazón latía con la intensidad de un anhelo que parecía desgarrar su pecho, anhelando el regreso de Apple, temiendo por su seguridad y bienestar.
Mientras sus manos se deslizaban con destreza por la masa, un sentimiento de inquietud comenzó a tejerse en el aire. Un presentimiento sutil se abrió camino en su conciencia, pero su atención se vio envuelta por el rumor de la mezcla y el aroma tentador que inundaba la cocina. La presencia siniestra que se acercaba a su hogar se deslizaba sigilosa, escondida bajo un manto de engaño y oscuridad, sin que Blancanieves lo notara.
La figura encorvada de la anciana se materializó junto a la ventana de la cabaña de los enanos, emitiendo un aura de malicia que no podía ser percibida por la joven. La anciana entabló una charla con Blancanieves, ofreciéndole una manzana roja tentadora que escondía un peligro mortal bajo su brillo engañoso. El pajarito, que antes había sido un consuelo para Blancanieves, observaba con alerta y desconfianza desde la ventana, captando la malicia en los gestos de la anciana.
Los animalitos del bosque, alertados por la presencia oscura, comenzaron a inquietarse, agitando el aire con sus aleteos y sus ruidos inquietos. Con gestos rápidos y astutos, intentaron alejar a la intrusa, advirtiendo a Blancanieves de la amenaza que se cernía sobre ella. La reina malvada se vio obligada a enfrentarse a la astucia de los animales, pero su determinación no se vio mermada por sus esfuerzos.
Blancanieves, sin entender las verdaderas intenciones de la anciana, regañó a los animales y los alejó del lugar, invitando a la señora a entrar en la casa de los siete enanos. Los animalitos, conscientes del peligro inminente, se apresuraron a advertir a los siete enanos de la amenaza que se cernía sobre la joven.
—Por haber sido tan amable con esta pobre ancianita, te revelaré un secreto: esta manzana es mágica —dijo la reina malvada, tejiendo un velo de engaño sobre sus palabras.
—¿Mágica? —preguntó la joven, con los ojos iluminados por la esperanza que despertaba la idea de un milagro.
—Sí, concederá todos tus deseos. Piensa en lo que más deseas y muerde la manzana. Seguramente hay algo en tu corazón que anhelas, quizás alguien a quien ames mucho. —La reina malvada lanzó una mirada astuta a Blancanieves, con una sonrisa siniestra bailando en sus labios.
El corazón de Blancanieves latía con fuerza al pensar en Apple, la preocupación por su amado se reflejaba en sus ojos con una intensidad desgarradora.
—Lo imaginé, las ancianas entienden las cosas del corazón. Pide lo que quieras -dijo la reina malvada con un guiño, alentando a Blancanieves a ceder ante la tentación.
Blancanieves sostuvo la manzana en sus manos, sintiendo el peso de su deseo y su temor colisionar en su interior, como dos fuerzas opuestas que la dejaban en un dilema angustiante.
—Deseo que Apple regrese sano y salvo —dijo con un hilo de esperanza mientras mordía la manzana, sintiendo un sabor amargo y dulce en su boca que presagiaba el destino trágico que se avecinaba—. ¡Oh! Me siento mal —exclamó después, cayendo al suelo frente a la reina malvada, cuya risa siniestra se mezclaba con el sonido hueco de la manzana envenenada al caer al suelo.
Tras la trágica partida de Blancanieves, los enanos asumieron el desgarrador deber de velar su cuerpo. Construyeron un ataúd de cristal en su honor, un testimonio de la pureza y belleza que ella había representado en sus vidas. Los años avanzaron, implacables, mientras los enanos continuaron cuidando el cuerpo inmóvil de Blancanieves. Cada día que pasaba, parecía un suspiro en la eternidad que llevaba consigo la carga de su pérdida. La cabaña en el bosque, que había sido un refugio feliz y bullicioso, se sumió en un silencio sombrío, impregnado de añoranza.
Sin embargo, el destino es un narrador con giros inesperados. Un día, la muerte finalmente reclamó el alma de Blancanieves, despertándola de su profundo sueño. Como una mariposa emergiendo de su capullo, la joven abrió los ojos, su sonrisa, a pesar de haber cruzado el umbral de la muerte, estaba llena de una nueva esperanza.
Un hombre de semblante amable y cálido se acercó a ella, extendiendo una mano firme y acogedora. Con un gesto gentil, la ayudó a incorporarse y la condujo hacia un majestuoso caballo blanco que aguardaba con tranquilidad.
Antes de partir, Blancanieves se despidió de los enanos, quienes habían sido sus fieles compañeros en las horas más oscuras. Sus labios rozaron sus frentes con un beso, una caricia de gratitud y aprecio por haber sido su familia cuando más los necesitó. Fue un adiós lleno de dulzura, una despedida agridulce que marcaba el final de un capítulo en su vida.
A medida que Blancanieves y su misterioso acompañante se alejaban, un hermoso castillo se alzó en el horizonte, entre las nubes. En su enfoque hacia este majestuoso castillo, Blancanieves divisó a un hombre con cabello castaño y ojos negros.
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Se suponía que este sería el último capítulo, adivinen quién se extendió demasiado. Bueno, el lado positivo es que hay otro capítulo en camino, ¡yupi!
Espero tener una ilustración para el siguiente capitulo. ;)
☆Gracias por leer☆
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Reclutadores de villanos 🍎 Apple Poison x Blancanieves🍎
FanfictionEn esta historia, Apple Poison y Blancanieves viven juntas en el castillo durante el reinado de la Reina Malvada. Apple Poison comienza a notar que siente la necesidad de ayudar a Blancanieves sin saber por qué. Se siente extrañamente feliz cuando...