En esta historia, Apple Poison y Blancanieves viven juntas en el castillo durante el reinado de la Reina Malvada.
Apple Poison comienza a notar que siente la necesidad de ayudar a Blancanieves sin saber por qué. Se siente extrañamente feliz cuando...
Al visualizar aquella persona sus lágrimas caían como pequeñas joyas brillantes, Blancanieves se sentía invadida por una mezcla de alivio y anhelo al darse cuenta de quien era decidida a alcanzarlo, saltó del caballo y corrió hacia él, sintiendo la tierra bajo sus pies y el viento acariciando su rostro.
Cada gota salada que caía de sus ojos parecía llevar consigo una carga de todo el sufrimiento y la incertidumbre que había experimentado durante su separación. Su determinación se mezclaba con una sensación de incredulidad ante la realidad de que finalmente estaban juntos de nuevo, y su corazón latía con una mezcla de felicidad y temor por perderlo otra vez.
El hombre salió en su encuentro abrazándola con fuerza, como si temiera que pudiera desvanecerse en cualquier momento. La joven se aferró a él, sintiendo el calor reconfortante de su abrazo, la calidez de su pecho y el latido apacible de su corazón. Unidos de nuevo, se fundieron en un abrazo lleno de amor y añoranza, dejando atrás todo rastro de dolor y sufrimiento.
—¡Apple! —exclamó Blancanieves, aferrándose con fuerza a él, sin querer soltarlo nunca más.
—Mi querida Blancanieves, pensé que no te volvería a ver —murmuró Apple, con la voz entrecortada por la emoción. Sus ojos brillaban con una intensidad que reflejaba la alegría de volver a verla viva y a salvo, como si su mera presencia fuera un milagro que no había esperado presenciar.
—Tonto —dijo Blancanieves, susurrando las palabras con una sonrisa temblorosa, dejando escapar el alivio que la invadía.
Apple la tomó del rostro con ternura, sus dedos acariciando suavemente sus mejillas, como si estuviera grabando en su memoria cada rasgo de su ser amado. Blancanieves se perdió en la calidez reconfortante de su mirada.
Los dos permanecieron inmóviles por un instante, permitiendo que la realidad de su reencuentro se asentara en sus corazones como una certeza irrefutable. Luego, sin poder contenerse más, se acercaron el uno al otro, sintiendo la urgencia de estar cerca, de confirmar que esto no era un sueño sino una realidad tangible que podían aferrar con fuerza.
—Te extrañé —susurró Apple, su voz resonando como un eco de su corazón que latía al unísono con el de Blancanieves.
—Yo también —respondió Blancanieves con un nudo en la garganta, sus palabras resonando con una emoción profunda y sincera que no podía ocultar.
El impulso de estar cerca se hizo irresistible, y se acercaron el uno al otro, anhelando confirmar que esto no era un sueño, sino una realidad tangible que podían aferrar con fuerza, una verdad que trascendía cualquier obstáculo o adversidad que pudiera cruzar su camino.
Los labios de Apple se posaron suavemente sobre los de Blancanieves, creando un momento de magia pura en el que el tiempo parecía detenerse. Cada beso transmitía una intensidad única, una pasión que había sobrevivido a pruebas inimaginables y que se había fortalecido en la oscuridad. Blancanieves respondió al beso con la misma pasión, dejándose llevar por la emoción que inundaba su ser y envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Apple, deseando sentirlo más cerca, anhelando fusionarse con él en cuerpo y alma.
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Después de un momento, se separaron lentamente, permitiendo que el aliento compartido sellara su conexión de una manera indeleble. Sus ojos se encontraron de nuevo, brillando con la certeza de que nada podría separarlos nuevamente, de que habían superado todos los obstáculos y habían encontrado un amor que perduraría más allá de las pruebas del tiempo y la adversidad.
—Prométeme que nunca me dejarás de nuevo —dijo su voz llena de un anhelo y una súplica que trascendían las palabras y se hundían en lo más profundo de su ser.
—Te lo prometo, mi dulce Blancanieves. Nunca te dejaré ir —respondió Apple, besando su frente con cariño, sellando su promesa con un gesto tierno y protector que no necesitaba palabras para expresar su amor inquebrantable.
Tras un momento, Apple la tomó de la mano y la llevó hacia el castillo que se alzaba majestuoso frente a ellos, como un símbolo de la fortaleza de su amor y la promesa de un futuro lleno de esperanza y felicidad. Los rayos cálidos del sol acariciaban su camino, iluminando la belleza de la escena y pintando su camino hacia el futuro con los colores brillantes de un amor que había superado todas las pruebas y se había fortalecido en la adversidad.
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¡Yeiiii! Este es el último capítulo de "Reclutadores de Villanos". Fue un viaje largo y por un momento pensé en abandonar la historia, pero se completó gracias a todos los que estuvieron conmigo hasta el final. Besos en la cola.
