Parte 4

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Si alguien le preguntara a Hongjoong donde quisiera estar en estos momentos, realmente no sabría la respuesta al cien por ciento, pero lo que si sabría con certeza, era que en un fansign, realizado por la empresa, a base de un sorteo, era, por lejos, la opción más alejada.

No era por el hecho en sí mismo, era de lo más normal para todos los idols estar en esta clase de eventos, firmar autógrafos, interactuar con sus fans, sacarse fotos, y cantar alguna canción. Más aún, a él le gustaba hacer esta clase de cosas.

¿Pero en este instante? ¡Dios mío, no!

Había pasado el peor fin de semana de su vida. Se había despertado completamente acalambrado, con dolores en todos los rincones de su cuerpo, con el frio calando cada uno de los huesos de su esqueleto. Su cabeza palpitando al ritmo de los latidos de su corazón. Se había puesto de pie como pudo, y fue arrastrando sus pies hasta la habitación. Cuando miro la hora en el celular, ya eran las doce y media del mediodía del domingo.

También leyó los mensajes de Wooyoung, pero el único al que le pudo prestar verdadera atención, y por ende al único que pudo sacarle un significado crítico, fue que su compañero iba a regresar el domingo a la tarde. Y la tarde tenía una franja horaria amplia. No podía arriesgarse. Debía reponerse y verse decente ante los ojos de Wooyoung. No debía dejar que advierta lo mal que se encontraba.

Si Wooyoung lo noto, no lo dijo abierta y directamente, aunque a veces Hongjoong lo atrapaba mirándolo intensamente, como si quisiera leerlo, como si estuviese viendo dentro de lo más profundo de su ser y estuviese abriéndose paso entre las sombras para saber que le estaba sucediendo. Y cada vez que se acercaba a descubrirlo, Hongjoong lo distraía con preguntas sobre su familia, y de cómo lo había pasado con ellos.

Y todo eso le había requerido un esfuerzo adicional a lo ya extremadamente cansado que se sentía. Gracias al cielo el evento era un fansign y no un fanmeeting, de lo contrario estaba seguro que no iba a terminarlo de pie, sino tirado en el suelo desmayado haciendo un papelón. Pero como el profesional que era, su alma iba a seguir en el escenario haciendo las cosas por él.

Así que cuando habían llegado al lugar, y su maquilladora lo había empezado a maquillar mientras lo miraba con el ceño levemente fruncido y un brillo de preocupación en sus ojos marrones, con la pregunta pintada en todo su rostro, Hongjoong le dedico una dulce sonrisa, le pidió perdón, y le dijo que tuvo un fin de semana demasiado ocupado, y que apenas había logrado dormir algo. Ella lo miro revolviéndole la sonrisa, y se concentro en tapar su palidez, y sus oscuras y profundas ojeras debajo de sus ojos.

Una vez que sus pies tocaron el piso del escenario, encerró su malestar en una caja fuerte y la empujo en los pantanos de su mente, y automáticamente se puso la máscara de la alegría y la felicidad. En estos momentos, todos y cada uno de sus problemas y preocupaciones no existían. No era simplemente un ciudadano común y corriente, ahora era Kim Hongjoong, un idol, un integrante, y capitán de su amado grupo Ateez.

Había firmado, hablado, recibido regalos de los fans, y en todo el transcurso de eso, no le había quitado la atención a Wooyoung. Dentro de él, tenía las garras del miedo sujetando sus nervios, haciéndolos sangrar. Experimentaba la ansiedad cada vez que un o una nueva fan se presentaba ante su compañero.

¿Esa persona vino con otro motivo? ¿Esa persona es un sasaeng disfrazado de fan? ¿Esa persona fue mandado por el demente que amenazo su vida?

Esas preguntas no dejan la mente de Hongjoong. Y con cada una de ellas, con cada nueva persona frente a Wooyoung, su histeria iba creciendo poco a poco, gramo a gramo. Podía sentir como ese sentimiento iba tomando forma, como si fuese una entidad invisible, pero amenazante a su lado que deslizaba la máscara en su rostro, repercutiendo en su estado de ánimo. Trataba de ajustarla, trataba de agarrar los últimos vestigios de control que le quedaban, estirando la mano casi a ciegas, pero parecía no aplicar la suficiente presión, porque se deslizaba entre sus dedos, como agua.

Obedezco la ley de tu gravedad - (Este es el destino que me has tallado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora