Parte 3

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"¿Wooyoung?" Pregunto Hongjoong desconcertado. ¿Qué hacia su compañero en un lugar tan lúgubre como este? Es más, ¿qué era este lugar oscuro y desértico?

Wooyoung no contesto, pero las facciones de su rostro estaban completamente distorsionadas por el pánico.

"Hyung, ayúdame", pidió de manera suplicante, su voz trémula.

"Wooyoung, ¿qué ocurre?" Pregunto frunciendo el ceño, con sus sentidos en alerta roja. Estaban cerca el uno del otro, si daba dos pasos hacia adelante, podría tocarlo, acunarlo en sus brazos, susurrarle dulces cosas al oído para tratar de calmarlo. "Dime que ocurre Young-ah" dice al borde de la histeria cuando ve como lágrimas pesadas caer de sus ojos, y correr como ríos por sus mejillas. El desasosiego barre con todo otro sentimiento dentro de él, y trata de moverse, mover sus piernas para acortar la distancia, alzar sus brazos para, de alguna forma alcanzarlo y tirar de su cuerpo al suyo. "¡Dios! ¡No puedo... solo..." Y trata, y trata de llegar a Wooyoung, pero nada pasa.

"No puedes salvarlo" dice una voz siniestra. Recorriendo el lugar con la mirada no puede ver nada, ni a nadie. Solo negrura lo rodea. "Nunca vas a poder hacerlo."

"¡Aléjate de él, mal nacido!" Grita, gruñe completamente alterado, con sus entrañas en nudos, con el corazón a todo galope, latiéndole en la garganta, en sus oídos.

"Joongie hyung, ayúdame" vuelve a suplicar Wooyoung.

"Él no puede ayudarte. Es demasiado insignificante para hacerlo." Una risa diabólica se hace presente haciendo eco en su cerebro, ensordeciéndolo.

De la nada, el sujeto aparece frente a Hongjoong, a centímetros de su cara, mostrando un rostro borroso, con rasgos indefinidos. Pero claramente se podía ver la expresión de sus labios, como si fuese a propósito, solo para que Hongjoong pudiera observar nítidamente la sonrisa más desagradable y cruel que una persona pudiera poseer, y absolutamente dedicada a él.

De la nada vuelve a desaparecer, y en un parpadeo se encuentra de pie al lado de Wooyoung, y mirando a Hongjoong dice: "Demonios como él, no deben existir. Deben ser exterminados."

Y con esas palabras, apunta un revolver en la cabeza de Wooyoung. "¡NO! ¡WOOYOUNG!" Grita, incapaz de moverse, incapaz de salvarlo. Incapaz de hacer absolutamente nada, más que llorar impotente, como un verdadero inútil.

"Hyung."

Y con una mirada al borde del delirio, el sujeto jalo el gatillo.

El sonido del disparo voló por todo el lugar, impactando al mismo tiempo en el corazón Hongjoong.

El cuerpo de Wooyoung cae pesadamente sobre el suelo. Su labios moviéndose, "¿Por qué Hongjoongie hyung? ¿Por qué no me salvaste?" Pregunta con sus ojos vacios, mirándolo, aun con lágrimas saliendo de ellos.

Una risa estridente e inhumana, se escucha como una música satánica de fondo, perforando sus tímpanos. Sus sentidos. Su alma. Rompiéndola en millones de pedazos.

"¡WOOYOUNG!" se despierta sobresaltado sentándose en la cama, con un grito agónico saliendo de sus cuerdas bocales, y agua salina acumulándose como piletas dentro de sus ojos, desbordándose de ellos.

Completamente alterado, asustado, sudado, y con el corazón a todo galope, mueve la cabeza de izquierda a derecha tratando de ver a su alrededor, y comprobar que realmente estaba en su habitación, solo.

Su cuerpo se deja caer hacia atrás, golpeando su espalda en el colchón y su cabeza en la almohada.

Era de noche, la suave luz de la luna entraba por la ventana, atravesando las cortinas, iluminando el cuarto sutilmente. No sabía qué hora podría llegar a ser, y aunque su celular estaba apoyado en su mesita de noche, y con solo estirar el brazo lo alcanzaría fácilmente, no quería y no podía moverse.

Obedezco la ley de tu gravedad - (Este es el destino que me has tallado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora