Parte 5

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Extrañado, Hongjoong vuelve a despertarse en una cama que no era la suya. Pero ya para este punto, estaba tan fuera de su eje, que no sabía la hora, o en que día se encontraba, o en que habitación se encontraba. ¿En su casa? ¿En el cuarto compartido con Seonghwa? ¿Hospedado en algún hotel esperando para hacer alguna presentación?

No era que le estaba poniendo un gran esfuerzo a contestar esas preguntas, porque aunque quisiera hacerlo, no podía aclarar la pesada niebla que cubría su mente. Se sentía como si sus pensamientos, sus recuerdos, su presente e incluso su futuro, se fundieran en una gran mancha, como si fuesen colores que un pintor pusiera en su plato para entremezclarlos, y así obtener un nuevo color.

Cerrando los ojos, y respirando profundamente, entre respiro y respiro, su olfato se va llenando de un olor rico en especies, de algo hecho en casa, de una comida casera.

Wooyoung, susurra su corazón, y como si ese nombre fuese una brisa fresca, poco a poco, mientras mira a su alrededor, y gracias a la luz que entraba por la puerta abierta desde el comedor, puede distinguir la habitación de Wooyoung.

Destapándose de las sábanas, para luego levantarse de la cama, camina hasta la cocina casi de manera automática. Sentándose en una de las sillas de la mesa, apoya su espalda en el respaldo, y coloca ambos manos sobre la superficie, mientras sus ojos se detienen en la figura de espalda de Wooyoung, que se movía de un lado a otro de la mesada prestando atención a lo que estaba haciendo.

_ ¿Tienes hambre? _ Pregunta Wooyoung alegremente mirándolo de reojo por encima de su hombro.

¿Tenía hambre?

_ No _ contesta con voz neutral, pero en contraste con la voz de Wooyoung parecía a sus oídos como acido.

Y no es que no tuviera hambre, ya ni sabe cómo se siente tenerla, no cuando su estómago está constantemente en guerra con la comida. Aunque esa comida sea hecha por Wooyoung, y eso lo hacía sentir culpable. Wooyoung preparaba cosas deliciosas, y muchas veces pensando en sus gustos.

_ Lástima, vas a comer igual _ dice con el mismo tono de voz, pero hay un toque de orden en él _ .Las personas tiene que comer. Tú tienes que comer.

Hongjoong no contesta, es más, ninguno de los dos hablan por varios minutos. Y no es un silencio llevadero, cómodo. El aire en la habitación se iba cargando cada vez más de algo pesado, tenso, al borde de una explosión atómica. No creía que iba a tener grandes consecuencias si eso pasaba; no iban a enojarse por largo tiempo; no se iban a dejar de hablar; no iban a separarse, porque aunque de todas formas eso no era posible estando en la misma banda, ninguno de los dos quería hacer eso.

Así que decidió terminar con todo este asunto de una buena vez, estirarlo sería tonto de su parte, porque más tarde que temprano Wooyoung iba a interrogarlo por todo lo que había pasado, y estaba mil por ciento seguro que eso iba a suceder, aunque en este momento no tenía las ganas, ni la tolerancia para una discusión, ni las fuerzas para ocultarle las cosas al otro chico.

_ Wooyoung-ah, lo que paso... _ Comenzó con un tono de voz suave, tratando de envolverlo en algo esponjoso para que bajara la guardia.

_ No te atrevas, Joong, _ corta sus palabras con un gruñido, mientras se da la vuelta apoyando su cadera en la mesada y sus manos a cada lado de su cuerpo, apretando el borde fuertemente. _ No te atrevas a decirme que todo está bien. Que solo era cansancio. O mierdas como esas.

Viéndolo en ese estado de completa testarudez, decidido a descubrir la verdad, Hongjoong quiso escapar a un lugar seguro. Pero sabía que eso iba a ser imposible, porque cuando algo se le metía en la cabeza a Wooyoung, no había nadie ni nada que lo detuviera hasta lograr su objetivo.

Obedezco la ley de tu gravedad - (Este es el destino que me has tallado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora