SUEÑO

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El agua fluía de las rocas, produciendo un ligero sonido mientras caía de arriba hasta abajo.

La cascada. Era un precioso lugar rodeado por vegetación, árboles enormes, flores de diversos colores.

El agua era tan clara, transparente que se podía ver el fondo y las rocas lisas que había acomodadas perfectamente.

El cielo, teñido de colores azul celeste, blanco, anaranjado por los rayos del sol y Nubes esponjosas adornado.

Era un lugar que parecía irradiar magia. Un lugar hermoso diseñado por el Creador de todo el universo.

Mi mirada se desvió de todo el lugar a la persona que se encontraba parada a mi lado.

Josh, su mirada estaba sobre mi, y en su rostro una perfecta sonrisa se apreciaba.

¡Él tenía la sonrisa más linda del mundo!

Lo que más me encantaba eran los hoyuelos que se le formaban. Lo que lo hacia ver algo tierno y adorable.

Me quedé un momento contemplandolo. Él se encontraba recorriendo con su vista todo el lugar.

Desvie mi mirada en el momento en que Él se dio cuenta de que lo miraba. No dijo nada solo sonrió. De hecho no había dejado de sonreir desde que llegamos.

— ¡Me encanta este lugar! — dijo.

— Es muy bonito...

— Me alegra que te haya gustado — volvió a sonreír — te traje aquí porque quiero decirte algo...

Mi corazón comenzó a acelerarse. Estaba emocionada y ansiosa y no sabia por qué si aún no me decía que era.

— porque...Desde el momento que te vi, no he podido dejar de pensar en ti...Estas en mi mente todo el tiempo.

Mis mejillas estaban sonrojadas. Y mi corazón saltaba de alegría.

No me esperaba que Josh estuviera confesando lo que sentía, pero así era.

¡Josh sentía algo por mi!

¡Me estaba correspondiendo!

¡mi sueño se estaba haciendo realidad!

Era tanta la emoción que sentía dentro de mi que no tenía palabras para responder o explicar lo que había causado en mi su confesión.

Josh me miraba fijamente esperando mi respuesta. Al ver que me quedé en silencio, dijo:

— creo que es tu turno de responder.

Sonreí nerviosa.

— Yo...Yo...— balbucee.

— ¿Tú? — Josh frunció el ceño sonriendo.

— Yo también pienso en ti a diario — hablé tan rápido que por un momento pensé que no me había entendido.

— ¿En serio? — preguntó mientras su sonrisa se ensanchaba aún más y un brillo especial se notaba en su mirada, asentí — ¡Wow, Esto es increíble!

No paraba de sonreír y eso hacía que me enamorara aún más.

Se acercó a mi y me abrazó por lo que pareció una eternidad. Me sentía tan bien entre sus brazos. Sintiendo su corazón latir muy cerca, aspirando el aroma de su perfume.

Quería quedarme ahí para siempre junto a él. Sin nada o nadie más que nos interrumpiera, solo él y yo.

Solo él y yo en aquel lugar precioso.

— Siempre supe que eras Tú, la persona que había estado esperando por mucho tiempo — susurró en mi oído — y Ahora se que tú también sentías lo mismo que yo...

— Te amo — le dije.

— Y yo a ti — respondió — Por siempre...

Fue entonces que se desvaneció. Y yo desperté. Cuando abrí los ojos estaba llorando, no de tristeza sino de felicidad.

Todo había sido un sueño, pero Un hermoso sueño y al menos en mi sueño, viví aquel momento que nunca pudo ser. Aquel momento que la muerte nos arrebató.

Y si la tormenta no hubiera existido, Él y yo posiblemente hubiéramos estado juntos.

Que lindo seria un mundo en el que no tuviéramos que pasar por Tormentas, donde la muerte no nos arrebatara a los que más queremos.

Pero eso sería un mundo irreal, por que la realidad es que vivimos en un mundo donde a diario pasamos pruebas y luchas, donde la tormenta nos azota muchas veces e intenta hundir nuestra barca, donde aveces no entendemos por que mueren las personas, especialmente aquellas que son muy buenas.

Pero algo que aprendí es, que sin importar la realidad de nuestro mundo, Dios siempre esta a nuestro lado y él puede usar el más intenso dolor y sacar algo hermoso de eso.

Y aunque pasemos por mil tormentas, Jesús está en nuestra barca y si él está no hay por qué temer. Si él está jamás nos hundiremos.









EN MEDIO DE LA TORMENTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora