Antología del horror Vol. II (MurderousLoversWeek 2023)

Día 2. Zalgo

La habitación estaba en penumbra, solo unas cuantas velas iluminaban el centro del círculo que formaba aquel grupo de chicos.

—¿Los Raiders van a ganar el partido de este fin de semana? —preguntó un chico.

Todos rieron ante la pregunta tan extraña en una situación como esa, algunos se burlaron, de pronto el puntero móvil de la ouija se deslizó lentamente hasta señalar la respuesta: “NO”.

—Ni siquiera porque es tu equipo los apoyas, idiota —señaló Katsuki, quien se mantenía al margen mirando a quienes jugaban.

—Bro te juro que yo no la moví… —respondió Denki con la voz trémula.

—¿Amor? —preguntó Katsuki, como si quisiera que su novio confesara que fue una broma para su amigo.

—Kacchan… yo no la moví… —respondió Izuku igual de aterrado que Denki.

—Vamos no bromeen así… —murmuró Ochako.

—¡Mi turno! —gritó Himiko emocionada, pues era una de esas chicas a las que le fascina lo paranormal—. ¿Voy a morir por una enfermedad o en un accidente?

Su novia, Ochako, dió un respingo cuando el puntero comenzó a moverse. Resultaba casi imposible como Himiko, Izuku y Denki se habían puesto de acuerdo sin palabras para responder la pregunta. “Enfermedad”, fue lo que deletreó la tablilla.

—Vamos, no es gracioso —señaló Jiro, al sentir a su novia Yaoyorozu poner más fuerza en su abrazo.

—Corten eso de una vez —pidió Eijiro.

—So-solo una última… —murmuró Izuku— ¿Kacchan y yo algún día nos vamos a casar?

El puntero se movió lento y de nuevo señaló “NO”.

—¡¿Qué mierda?!, ¡¿creen que es malditamente gracioso imbéciles?! —gritó Katsuki a punto de lanzarse contra Himiko y Denki para hacer que dejaran de fastidiar.

—¡Te juro que no lo moví! —se defendió Denki refugiándose en su novio, Eijiro.

—¡¿Tú crees que no quiero ir a su boda, estúpido?! —gritó Himiko.

—Kacchan… —murmuró Izuku intentando calmarlo, aunque por su tono de voz apagado, Katsuki supo que esas tonterías lo estaban afectando.

Él mismo puso los dedos índice y medio en el puntero y preguntó:

—¿El idiota de Denki va a reprobar álgebra otra vez?

Pero el puntero no se movió.

—Esto es una estupidez… —bufó.

—Quizás no funciona porque Katsuki no cree en estas cosas… —murmuró Momo.

—Eres un aguafiestas —se burló Eijiro.

—Ya dejen eso, en verdad me estoy asustando… —murmuró Mina.

—¿Por qué no jugamos a algo, Kacchan? —preguntó Himiko con ese tono siniestro que llevaba usando desde que empezaron a jugar.

—¿Ahora qué mierda rara quieres jugar?

—Si tú no crees en estas cosas, ¿qué tal si hacemos una invocación?

—¿Invocación de qué, Toga? —preguntó Momo por inercia, aunque en realidad ya no quería saber más de esas cosas, quería que dejaran esas tonterías y volvieran a ver malas comedias románticas.

—Leí algo en internet, sobre un creepypasta llamado Zalgo, ya saben, un ser de maldad pura y cosas así, desde que lo leí no han dejado de suceder cosas raras en la casa de la anciana…