Alternative Universe |
Eijiro Kirishima.Un pintor de Nueva Orleans que ha viajado a varios lugares -como Francia-, ahora está dispuesto a ir a Nueva York en busca de nuevas oportunidades.
Ahí, es donde toda su vida da un giro.
Katsuki Bakugo. Hijo...
Kirishima estaba pintando las paredes de un color girs oscuro. Ya era un poco tarde, no tenía la hora exacta pero podría decir que eran las siete con treinta minutos.
Miraba de vez en cuando el balcón que estaba en el departamento. Recordó haber llevado su lienzo, y la vista no estaba mal, además, frente al edificio había una cafetería y en dicho establecimiento, podía ver una mujer tocar el violín.
Cabello castaño, ojos cafés, mejillas ruborizadas y un rostro de ángel. Una mujer hermosa que le devolvió la inspiración al pelirojo.
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Bakugo estaba firmando papel tras papel, una y otra vez. Kyoka se había asegurado que era seguro el firmarlos, no los comprometía a absolutamente nada.
Ahora mismo lo único que le preocupaba era la seguridad de su apartamento. Lo dejó en manos de un tipejo que en su vida había visto, un tipo que a su parecer parecía un muerto de hambre, bueno, su ropa hablaba por él, pero su musculatura...No, era un muerto de hambre.
Pero es que era un tonto. Bueno, tampoco tanto, él era sumamente inteligente y no iba a rebajarse a ese apodo o descriptivo tan insultante. Idiota todos los imbéciles que no son él.
Masajeó el puente de su nariz, estaba harto de todo. Ya no podía seguir con esto, básicamente eso de ver números y saber de dónde salen y el por qué de esos números. Cosas que para él eran innecesarias, pero justo ahora eso de estudiar finanzas y entrar a una buena universidad lo ameritaban.
Se recargó por completo en el respaldo de su silla, mientras que el aroma del café que estaba en la taza sobre el escritotio entraba en su nariz. Amaba el café como no tenían una puta idea. Pero justo ahora odiaba todo y todos, porque así era él, se enojaba con todo y todos y se desquitaba con los mismos. Era una persona un tanto bipolar.
Kyoka abrió la puerta de su oficina. Traía una tableta en el antebrazo, supuestamente estaba programando la agenda de Katsuki nuevamente. Pero el cenizo no estaba tan contento de ello, ya le jodía mucho el tener que ser parte de un mundo de adinerados con una personalidad horrible. Como la de Neito Monoma.
Riquillo adinerado hijo de papi (Un hijo de puta).
Lo odiaba.
-Tierra llamando a Katsuki...-Kyoka pasó su mano repetidas veces frente su cara.-Te traje los tazones de dulces de café y mantequ...-Se detuvo al ver el recipiente de caramelos sabor mantequilla lleno.-¿En serio?
-Los odio.
-Jamás los has probado.
-Los odio.-Tomó el recipiente con dulces sabor café.-No entiendo por qué tengo esta mierda si no me gusta.-Se quejó.
-Es por si algún día entra alguien a quien le guste.
Katsuki ya no siguió protestando y siguió mirando su computadora.
