Ferret • Drarry • Harco

6

Los días siguientes pasaron, y Potter no se calmaba.

El hurón dormía cada vez más, y comía menos. Ni hablar de su actividad física o salidas habituales. Solían salir a caminar por las mañanas, el animal perseguía alguna criatura pequeña que se encontraran, nunca la mataba o lastimaba, pero si corría y jugaba.

Y ahora nada, ya ni siquiera se levantaba a comer, esperaba directamente que Harry le dejara el plato a un lado, no lo terminaba todo y volvía dormir.

No se movía de la cama, a menos que el joven quisiera tenderla, pero, en ese caso, le lanzaría un leviosa y lo movería a otro lado, el hurón ni siquiera se despertaría, tampoco cuando lo regresara.

Potter había pensado en llevarlo con algun veterinario, pues lo primero que pensó era que estaba enfermo, pero no se le permitió ir muy lejos de Hogwarts, y tampoco tenía como, además, decirle a algún profesor era meterse en problemas y que le quitaran a su amigo. No, no dejaría que eso pasara.

Sin embargo, verlo más cansado y decaído con el pasar de los días, le estaba haciendo considerar su decisión. Si, le había tomando mucho cariño y no quería que lo alejaran de él, pero, tampoco quería que estuviera mal o, aun peor, muriera por su irresponsabilidad.

—Drago...

Lo llamo, acariciando su pelaje, aunque el animal no pudiera comunicarse verbalmente, siempre habían tenido un facilidad para entenderse, así que trataría.

—Despierta un momento.

El hurón se removió y lo vio de reojo. Entonces siguió.

—Creo que tendré que decirle a alguien que te lleve con un veterinario si te sientes muy mal, esa persona te revisara y verá que es mejor hacer.

Sus orejitas se movieron un poco, supuso que era una expresión de aprobación. Un nudo se comenzó a formar en su garganta.

—En ese caso... probablemente no volvamos a vernos Drag, no permiten tener hurones en Hogwarts, así que te dejaran en otro lugar... no pienses que quiero deshacerme de ti, todo lo contrario pero...

Por primera vez en días, alzó su cabecita para verlo, seguro era porque había comenzado a llorar.

—No quiero que te pase nada malo por mi culpa... te quiero mucho ¿si? Pero porque te quiero tanto, tengo que llevarte con ellos...

Le dio un beso en la cabeza, sin poder controlar su llanto, realmente se había apegado a él.

Entonces lo sintió. El hurón había reunido fuerzas y había subido a su regazo, trepando hasta su hombro para lamer un poco su mejilla, en un intento de secar sus lágrimas.

Soltó una pequeña risa y lo abrazo, dándole más caricias en su pelaje.