Anoche (cualquier noche) soñé contigo (¿ya te dije que cualquier noche?)

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— Anoche soñé contigo – le hablo, como si le hablase al techo.

— ¿Qué soñaste? No, espera. No me lo digas.

Levanta la sábana que nos cubre y echa un vistazo dentro.

— ¿Qué haces?

— Comprobando. Y sí, está bastante despierto.

— ¿Qué? – no contengo la risa y le corrijo –: No. No fue algo sexual.

— ¿Ah, no?

— No. Eso es por el frío.

– Mmm... – duda de mi respuesta –. Cuéntame, ¿qué soñaste?

Me acerco a su oído para susurrarle:

– ...

– ¡VISTE! Mentiroso, es que yo sabía. La varita comprobadora de sueños húmedos nunca se equivoca.

(¿Acaba de decir "comprobadora"?)

– ¿Cómo le dijiste? – se me dificulta totalmente no reírme.

– Varita comprobadora de sueños húmedos, certificada y bien (a)probada.

— ¿Por quién?

— Por mí.

No sé si todo lo que dice me causa gracia, pero continúo riendo.

Reímos, hasta que guardamos silencio.

Entonces, vuelvo al techo, a pensar.

— Entonces, ¿es una varita? – pregunto retomando su rutina de comedia mañanera.

— Sí.

— Eso significa que podríamos jugar a que estamos en Hogwarts y me agarras la de Sauco.

Sonríe dando por terminada la rutina mientras entramos bajo la capa de invisibilidad para la clase de defensa contra las artes libidas.

Paréntesis que... ( ) escribí, antes de apagar la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora