Chaeyoung casi no puede caminar de regreso a casa. Es como si toda el agua de la tierra estuviera entre sus muslos. No puede controlar sus pensamientos, no puede controlar los recuerdos del cuerpo lechoso de Myoui Mina.
—Carajo.
Sí, carajo. No puede dejar de pensar en eso. El momento en el que el chofer de la japonesa la dejó en su casa, supo que sería una noche larga. Recuerda las últimas palabras de Mina:
"Mañana te quiero aquí a la misma hora".
Después de eso le dio trescientos dólares por las horas trabajadas, casi cuatro veces más de lo que gana trabajando con la señora Yoo. Está pensando en pedirle un tiempo, con lo que recibirá de la pintura de la subasta y en la que está trabajando ahora, es suficiente.
Chaeyoung no tuvo de otra más que aceptar, parece que Mina quiere terminar rápido este trabajo. La coreana entra a casa y su madre está haciendo panqueques de plátano con avena, ella puede oler ese característico olor por toda la casa.
—Hola, pequeña saltamontes. —saluda su madre con ánimos, pero Chaeyoung no es tonta, la cara de Sowon está pálida y apenas puede sostener el mango del sartén donde tiene la masa de panqueques.
—Hola, mamá. —Chaeyoung se acerca a ella y le da un beso en la cabeza, suspira agradeciendo que la tiene con ella.
—¿Cómo te fue con la Señorita Estirada? —Sowon suele hacer muchas preguntas, muchas. Es su manera de recuperar tiempo con su amada hija.
—Es Myoui Mina, mamá. —dice corrigiendo a su mamá, el apodo viene de cuando le contó a su madre de su nueva oportunidad de trabajo. —Y me fue bien, traigo conmigo trescientos dólares.
La coreana puede ver como a su madre le brillan los ojos, no por el dinero, más bien por orgullo. —Siéntate, niña. Deja que tu madre te consienta un poco. —Chaeyoung duda antes de hacerlo, puede ver que su madre está débil, pero se deja apapachar un poco. No quiere pensar en Mina y en sus muslos blancos.
La plática sigue, hablando de cualquier cosa. Chaeyoung extraña los momentos así, donde no tiene que ser la adulta jovén que se concentra en llevar comida a casa. Su madre va al fregadero, todo pasa muy rápido.
Se encorva hacía adelante y suelta un quejido de dolor. —¿Mamá? —Chaeyoung se levanta del asiento, pero es muy tarde. Las piernas de Sowon pierden fuerza y cae, en el camino su boca encuentra el borde de la encimera donde está el fregadero.
Cuando Chaeyoung llega a sostener a su madre, su cara está empapada en sangre por el golpe. Con pánico en todo su ser, Chaeyoung logra sostener correctamente el cuello de su madre, ahora está desmayada.
—Mierda. —No puede llorar ahora, necesita llevarla a urgencias, un golpe así puede significar consecuencias. —Aguanta, mamá. —Deja con cuidado a su madre en el suelo de la cocina, apaga la estufa con los panqueques casi listos y corre a su habitación.
En menos de dos minutos tiene todo lo necesario para pasar la noche en el hospital. Cuando regresa a la cocina, su madre sigue ahí, inconsciente. Pide un uber y cuando se acerca a la dirección correcta, carga a su madre desde el suelo.
No pueden costear el servicio de una ambulancia, el seguro de su madre solo cubre atención médica en establecimientos del gobierno y medicamentos, no traslados. Los trescientos dólares son para poder comer. De ahí pagará. Todo friamente calculado.
Cuando sube al uber con su madre apenas despertando, solo puede pedirle al conductor que se apresure. El trayecto al hospital es tenso. —¿Qué pasó?
La pregunta de Chaeyoung es dura, su madre lo sabe. Son Chaeyoung tuvo que madurar muy rápido.
—No comí en la tarde. —Chaeyoung aprieta la mandíbula, las luces de la calle se distorsionan por la velocidad del coche. —Sieun tuvo un problema y no pudo venir, quise hacer algo para las dos y por eso esperé hasta tarde. Quería hacer algo por ti.
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Unfair life- Michaeng
FanfictionCuando Dahyun le ruega a su amiga que exhiba una de sus obras en una subasta de caridad, Chayeoung no se puede negar al escuchar que una parte de la donación iría al creador de la obra vendida. Y así es como termino en un lujoso salón de eventos en...