Capítulo 15: Árbol del Sabio.

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Una vez que entraron al área de mesas, escucharon la tonada que emitían las botellas de vino al chocar, al igual que el murmullo de las diferentes criaturas, sentadas en enormes barriles de metal, delante de mesas circulares de madera reforzada con acero: esto era para aguantar el peso de enormes dragones o criaturas con cuerpos robustos y pesados.


Los mesones poseían sombrillas de tela blanca y robles en sus postes, iluminados por hermosas guirnaldas de faroles antiguos; hechos de metal, los cuales, colgaban de los largos parales de madera oscura, se los veía sobresalir de las barandillas de madera.


La varanda delimitaba la zona de mesas, donde fuera de esta; se notaba una especie de jardín con césped, adornados con caminos de piedras pequeñas y enormes jardineras con flores variadas, sentados sobre mantas con estampado de cuadrados coloridos; residían algunas bestias, deslumbradas por el mismo tipo de faroles de metal, decoraban algunas partes del jardín y caminos de piedra.


Cynder puso una cara sorprendida, al ver la cantidad de bestias y dragones que caminaban con un pisar de sus patas, paseando de un lado a otro y entre las mesas, enseñando unos dientes afilados de asombro.


Distinguiendo el enorme árbol que estaba en el medio del recinto, donde se encontraba la barra: su superficie era de metal. Tras ella se veía un hada con cabello corto de gama blanca, ojos de iris roja que resaltaban ante las luces del candelabro que colgaba en el techo de la caseta, esta llevaba un bello vestido hecho de tela blanca, pétalos de rosas negras en el escote y al final de sus mangas acampanadas, las cuales dejaban ver sus hombros de piel clara.


De hecho, detrás de ella se veían barriles horizontales de madera y metal; pegados en el muro hecho con el propio roble, incluso se distinguía una puerta de madera blanca en el lado izquierdo, viendo como el hada sacaba una taza de madera de debajo del mostrador para seguido, ponerse derecha, está dándose la media vuelta, se dispuso a servir un poco de cerveza de raíz de uno de los barriles para seguido, ponerla sobre el mostrador.


Donde un tigre de pelaje naranja y rayas negras con un pisar de sus patas, cuyo traje poseia una camisa blanca desajustada de manga larga y unos pantalones negros con telas rojas que le tapaba la entre pierna como si fuera un taparrabos, poniendo la bandeja sobre el respaldo de la encimera, se dispuso a tomar la  bebida, poniéndola sobre la bandeja para llevársela.


Seguido, este se giró para caminar por la zona de mesas; alejándose de la barra con la bandeja en mano, sirviéndole la taza con el extracto sobre el respaldo de una de ellas, donde estaban sentados tres enormes Tauros machos con marcados y robustos cuerpos, ademas de apariencia tosca.


El primero al ver la taza que le habían servido, se relamió los labios de forma gustosa; enseñando sus dientes afilados como navajas en señal de gusto: donde se notaba su pelaje café oscuro en todo el cuerpo, se resaltaban el pelo negro en la parte superior y en su entre pierna, donde se notaban como se ladeaban sus genitales al moverse; al inclinarse hacia adelante en la silla.

También poseía una larga melena que caía por la parte trasera de su cabeza, donde resaltaban sus cuernos blancos de toro; los cuales tenían muescas, dejando iluminar sus cascos negros con pelaje blanco en la parte superior: estos se encontraban en sus pies.


El segundo de los Tauros poseía pelaje blanco como la nieve, se encontraba sentado en el barril de la izquierda al primero: el pelaje negro de su pecho resaltaba al igual que el que estaba sobre su intimidad, empezando a mover la cola; la cual tenía un poco de pelo negro en la punta, en la cabeza se notaba una pequeña melena puntiaguda de color azul eléctrico, donde resaltaban sus cuernos de gama blanca como la nieve.

La leyenda de Spyro: La Dimensión FronterizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora