𝐴𝑀𝑂𝑅 𝐷𝐸 𝑉𝐸𝐶𝐼𝑁𝑂𝑆 - xCry ©

CAPÍTULO 17.

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La pelinegra había vuelto a sentirse completamente feliz porque sabía que el ojiazul no estaba molesto con ella y eso la tenía tranquila. Cry le había vuelto a mandar mensajes y a estar prácticamente todo el día juntos como hace algunos días atrás, y eso la hacía sentirse feliz porque él la hacía feliz sin dudas.

Lo abrazo fuertemente sin querer soltarlo. Amaba abrazarlo, era como un oso de peluche gigante y que usaba un rico perfume. Las muestras de afecto eran cada vez más frecuentes y sin dudas, la vergüenza se estaba comenzando a ir.

—Gracias por el almuerzo.—Murmuro con una sonrisa, observando como ella lo abrazaba. Le agradaba esa sensación llena de emoción que le generaba estar tan cerca de la pelinegra.

—No tienes que agradecerme, tranquilo. Me encanta cocinar contigo.—Aseguró antes de separarse. Ambos se miraban con una sonrisa tonta en el rostro, que para los de afuera tranquilamente podrían verse como una pareja de enamorados pero ellos solo decían ser amigos o por lo menos, intentaban creer que solo se veían de esa forma.

—Nos vemos luego..—Sonrió dejando un torpe beso en la comisura de los labios de la más bajita. Quien con sorpresa, se puso totalmente roja y con una sonrisa rápida se despidió.

¿Por qué había hecho eso? No estaba seguro, pero no había sido intencional, solo sucedió y no pudo detenerlo, porque cuando se dio cuenta de la situación ya era demasiado tarde para hacer otra cosa.

Casi la besa en la boca. Estaba sorprendido, pero no se arrepentía en lo absoluto.

Moriría de vergüenza cuando tuviera que verla nuevamente a la cara, pero ese era un problema para el cry del futuro.

Ahora estaba feliz.
Nada le importaba en este momento.

Un chillido de felicidad escapo de la boca de la joven mientras caminaba a su cuarto. No podía creer que estaba comenzando a sentir cosas distintas por quien es su vecino, hace unas semanas atrás no se lo hubiera imaginado ni por casualidad, pero ahora estaba pasando y no podía seguir negando sus sentimientos por el ojiazul.

Se sentó en la cama con su computadora portátil sobre las piernas. En la mañana había hablado con su hermana, acordando que tendrían una llamada por la tarde para charlar y estar al día con lo que pasaba en la vida de la otra, porque vivían en países distintos.

—¿Por qué tan feliz?—Pregunto la castaña desde el otro lado de la línea, dejándose ver en la pantalla de la computadora.

—Creo que me gusta alguien.—Murmuro en un tono confuso, porque no estaba segura de lo que estaba sintiendo. Ni siquiera sabía lo que era enamorarse de alguien o esas cosas cursis, porque nunca lo sintió. Mucho menos por un chico.

—¿Noah shelly Adams sintiendo algo por un hombre?—Pregunto totalmente sorprendida, dejando aún lado su taza de café.

—Ya se, me siento como en primer año cuando me gustaba el bravucón de la clase en argentina, ¿Te acuerdas? Fue una tontería.—Murmuro mientras llevaba la computadora hasta su sala de estar.

—Espero este no sea tan idiota como lo era Dylan.—Comento mirando a su hermana. Quería más detalles sobre el desconocido que tenía así de feliz a su hermana.

—En lo absoluto, cry es un ángel de persona. Te lo prometo.

—¿Se llama cry? ¿De qué estas hablando noah?—Murmuro sin entender.

—Bueno, no creo que se llame de esa forma realmente pero le dicen así.—Le contó sin darse cuenta que nunca le había preguntado por su nombre real.

—Noah, ¿No sabes como se llama?

La miro en silenció.—Su gato se llama happy y tiene un perrito.

—¡¿Shelly no le has preguntado su nombre?!—Insistió con asombro. Su hermana aveces era tan despistada que le sorprendía.—No lo puedo creer, ¿Sos boluda?—Siguió viendo la expresión en el rostro de la pelinegra.

—No.. no lo hice..