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EL PRÍNCIPE Ben los había llevado a conocer la preparatoria recorriéndola por fuera, no se habían detenido hasta llegar a la estatua gigante de su padre; el rey Bestia, donde al dar dls aplausos la estatua se transformó en Bestia cuando era... Bestia.
Cuando la estatua cambió, Carlos se asustó y saltó rápidamente a los brazos de Jay, quien lo asujeto extrañado y al igual que sus amigos lo miraron raro.
— Carlos, tranquilo.— Dijo Ben. — Mi padre quería que su estatua se transformará, solo para recordarnos que todo es posible.— Explicó.
— ¿Se le cae el pelo?— Preguntó Cheryl mirando la estatua.
— Tiene prohibido subir al sillón.— Bromeó el príncipe sonriente comenzando a avanzar. Cheryl lo miró extrañada y rio antes de seguirlo.
Al entrar a la preparatoria Mal habló.
— Oigan, ¿tienen mucha magia aquí?— Preguntó la pelimorada. — O sea, varitas y eso.
— Si existe, por su puesto, pero actualmente no se usa.— Respondió Ben. — La mayoría de nosotros somos simples mortales.
— Simples príncipes y princesas.— Mencionó Cheryl y Audrey la miró.
— ¡Es cierto! Nuestra sangre real se remonta a siglos.— Dijo Audrey con burla pasando el brazo de Ben por sus hombros, pero este lo saco rápidamente llamando a Doug.
— El es Doug, los ayudará con sus horarios y también les mostrara donde van a dormir.— Ben presentó al chico que traía uniforme de la banda que antes tocaba. — Los vere luego, ¿okey? Y si hay algo que necesitan pueden pedirnos..
— ¡Traer a Doug!— Interrumpió Audrey con una sonrisa fingida y luego se marchó, Ben la siguió, quedando los cinco con el chico de la banda.
— Ehm, hola chicos.— Saludo el de lentes. — Soy hijo de Tontín, ¿recuerdan? Tontin, Doc, tímido, feliz, gruñon, dormilón y...
— Evie, hija de la reina malvada.— Se presento la peliazul.
— Okey, respecto de sus clases... Yo puse algunos requisitos.— Mencionó el de lentes. — Historia de leñadores y Piratas, la seguridad en Internet, geografía de los países mágicos y eh... bondad correctiva inicial.
— Adivino.— Habló Mal actuando pensativa. — ¿Nueva clase?— Preguntó una sonrisa fingida.
— Y con el hada madrina, que sorpresa.— Se burló Cheryl. — En fin, vamos, el cuarto espera.— Dijo la chica y los cinco chicos automáticamente empezaron a subir las escaleras.
— Oh, si, sus habitaciones están por allá.— Habló Doug señalando un pasillo del primer piso, los chicos bajaron las escaleras.— La suya es la última puerta a la derecha.— Le mencionó a las tres chicas. — Y la suya la última puerta a la izquierda.— Le mencionó a los chico. — Su pertenencias ya están haya, podrán instalarse y mañana empezarán con las clases.— Terminó por decir y se retiró dando una tímida sonrisa.
