Prologo

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—Corre corre... —soltaba entre risas una niña pequeña.

Fruncí el ceño sin saber exactamente donde me encontraba, las imágenes que tenia eran muy borrosas no distinguía nada durante un rango de tiempo, miré a mi alrededor y en ese entonces supe donde me encontraba, estaba en el bosque y no estaba sola, estaba con tres personas mas

—¡No vale! ¡Yo no puedo hacer eso! —dijo un niño

Miré a mi alrededor sin entender nada, estaba tumbada en la hierba fría, extraño aquello, ya que los de mi reino no toleramos mucho el frio, y aun más si hablamos de nieve, cosa que me pareció muy extraña me enderecé quedando sentada y la visón se me volvió mucho más clara sabiendo exactamente donde me encontraba, estaba en la frontera que tenia mi reino, reino peligroso a ojos de los demás compuesto principalmente por nuestro elemento, el fuego; junto el reino de hielo y el Normi. Frente de mí veía como una niña y un niño corrían y jugaban, sus rostros estaban borrosos y sus nombres distorsionados al pronunciarse, pero lo único que sabía con exactitud es que lo estaban pasando bien, estaban disfrutando riendo corriendo jugando... cosa que hizo que mi atención se posara en ellos dos.

—Te has echado una buena cabezadita... —Aquel susurro de un chico que no sabia que estaba junto a mi hasta que habló me hizo parpadeara varias veces para dirigir mi atención hacia el.—

Giré levemente la cabeza y pude ver como la figura de un joven de unos 13 años aproximadamente se extendía a mi lado, llevaba una vestimenta peculiar con unos pantalones de cuero y una camisa blanca con volantes, su cara no la distinguía, estaba igual de borrosa pero el brillo que desprendía de sus ojos hizo que en mi interior se sintiera una extraña sensación de tranquilidad, su simple voz hizo que se me erizara la piel y aparecieran mariposas en mí estómago. En ese entonces me di cuenta de que aquella era yo, pero era mi yo de hace años atrás, era joven, todos nosotros éramos jóvenes, puede que sea un recuerdo, pero a mi saber aquello nunca paso.

—Aún es temprano...— susurró aquel niño poniéndome su mano encima de mi hombro a modo de caricia para calmarme— descansa un poco... lo necesitas...

—Donde... donde estamos...?— susurre frotándome los ojos mirándole intentando forzar la vista para poder ver aquellos ojos que me llamaban aunque sea.

—Es gracioso que preguntes eso...— soltó una suave risa que ocasionó una caricia en mis oídos, se enderezo y me miro a los ojos, lo supe porque aquellas mariposas volvieron a aparecer— Descansa Rhya... lo necesitas después de todo... lo necesitamos todos nosotros....

—No... no se de que hablas... ¿Quién eres...?— si es cierto que aquella situación me había puesto algo de los nervios.

El hecho de no reconocer las caras, de oír distorsión al pronunciarse los nombres me ponían nerviosa, quería saber quienes eran, porque aquellos niños... porque aquella visión de mi infancia se reflejaba así.

—Acaso no sabes quien soy...?— sonrió— podría ser tu príncipe azul pero no me dejas serlo así que ...— soltó aire con una risita volviendo a tumbarse en la hierba.

Me quede sentada, mirándolo todo, mis atuendos de palacio estaban manchados de nieve, pequeñas capas de escarcha se formaban sombre mi pelo por las bajas temperaturas. Mire a aquel joven, luego mire mas allá del bosque pensando, lidiando como es que aquello era real, hasta que el tacto de aquellos dedos fríos encima de mi mano me hicieron desviar la mirada hacia estas. Aquel chico me cogió la mano firme, mire nuestras manos, el contraste de su piel pálida junto a la mía... aquel contraste que recordaba al azúcar y la canela.

Sin entender por qué mi piel empezó a arder mucho, miraba las manso y el color moreno de mi piel empezó a asemejarse a un rojo, solo miraba nuestras manos y desperté de aquel bloqueo cuendo el se separo de mi, le mire sin entender notando mis mejillas calientes y mi piel ardiendo de ella empezó a salir llamas rojas.

—Rhya... ¿estas bien...? — se acercó corriendo aquella niña—

—Claro... estoy...estoy bien...— la mire extrañada —Porque no iba a estarlo?

Pero lo que yo no veía era como aquellas llamas tomaban vida propia y cada vez crecían y crecían, el joven que tenía junto a mí se levantó y se apartó posicionándose junto a los dos chicos que estaban jugando antes

—Tranquila.... Respira hondo...— me repetía una y otra vez el joven de los pantalones de cuero— no tengas miedo...— giro la cabeza levemente y susurro a aquella niña, él se había puesto delante de ella para protegerla.

—Oye no... que está pasando...?! — dije poniéndome nerviosa ya que, aunque no pudiera distinguir sus caras sabía que me tenían miedo y las llamas crecían y crecían hasta toparse con un árbol y llenarlo todo de un color rojizo. — no... no os vayáis... no estoy haciendo nada...— las llamas crecían sin parar y aquel bosque empezó a arder de manera muy fuerte—

Mire a mi alrededor, vi como aquel árbol adueñado por las llamas devoraba todo el bosque, caí sobre mis rodillas y lleve una mano a mi cerrazón sintiendo como este daba punzadas, punzadas que parecían dagas, parecían estar clavándome una por una dagas pequeñas.

Salió de mi interior un grito desgarrador, me dolía, me dolía el cerrazón, jadeaba con los ojos cerrados y note como las ramas del árbol caían en el suelo haciendo desparecer aquella capa de nieve.

Levanté la mirada para mirar a aquellos niños, se habían quedado paralizados en su sito mientras el bosque ardía mas y aun mas.

—Corred...— salió de mi interior a duras penas— iros de aquí.. — tosí con la mano en el pecho.

—Rhya!! — grito aquella niña que debía tener mi edad y salió disparada hacia mi dirección abrazándome fuerte— tranquila... respira hondo... se pasara... vamos tú puedes....

—Noo!! — gritaron los dos chicos.

No entendí que estaba pasando, perdía el control de mis poderes, el bosque se estaba quedando y cuendo aquella niña me abrazo solo pude abrazarla mas fuere y todo paró, no supe que pasó, todo era muy borroso, escuche una explosión, una luz azul muy fuerte y aquella niña salió disparada al otro lado de la explanada donde jugaba tirada en el suelo.

No pude ver nada más, el joven que estaba a mi lado y el que estaba jugando con ella corrían hacia ella para ver si estaba bien, vi el bosque arder, pero no era fuego, imposible, el fuego que conozco es rojo, el fuego de mi reino y el que podía hacer aparecer en la palma de mis manos es rojo, pero aquel no lo era. Y estaba consumiendo el bosque a su paso a una velocidad que nunca había visto.

Me mire las manos, no sabía que era aquello que salía de ellas no entendía nada, todo me daba vueltas, una voz familiar gritó mi hombre y se acercó corriendo hasta donde estaba, pero no pude ver su cara porque me desplome.

Me desperté agitada y con sudores fríos en mi gran cama, mire a mi alrededor y estaba en palacio, en mi habitación, solte aire al darme cuenta de que tan solo había sido un sueño, tan solo había sido una pesadilla, me deje caer en la cama mirando al techo con la mano en mi corazón.

Solo ha sido una pesadilla...

Aquello no existió nunca...

Blue FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora