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Los días en el campamento pasaban lentos y muy duros, cada día tocaba un entrenamientos aún más duro que el anterior, no sé cómo Max aún se le ocurrían nuevas maneras de entrenar.

Todos los campistas estaban agostados y no quedaba casi nada para que aquel campamento se diera por finalizado.

Aquel día había transcurrido tranquilo, una vez más lucha cuerpo a cuerpo con nuestros poderes, a más de uno se lo tuvieron que llevar por lesiones graves y otros pocos permanecían intactos. Eran muy buenos, todos lo eran. Lexy era muy sutil con la espada, Carlos sacaba sus dotes majestuosas de la elegancia y la batalla, era todo increíble.

Vivimos en un mundo que desde el minuto cero hemos de aprender a sobrevivir, cosa que agradezco, ya que, así, da algo de sentido a la vida.

Aquella adrenalina, de huir, se sentir que puedes perder la vida, de que es un todo o nada, aquello es lo que da vida a muchos de aquí, ese sentimiento de guerra, de peligro, de la muerte. Sentir la muerte cerca hace que se activen estímulos de tu cuerpo que nunca sabias que llegarías a tener. Y es aquello que hace que queramos seguir luchando en este mundo. Y no, no estoy loca.

Muchos podrían decir que los herederos tenemos una vida muy fácil, que está prácticamente solucionada, pero eso no es nada cierto, para nada. Y el campamento era uno de los ejemplos más destacados.

—Yo no entiendo porque este tío está siendo muy duro con nosotros — comentó Carlos tumbado en un tronco de madera cerca de la hoguera— el objetivo es hacernos fuertes no que caigamos como moscas...

—Si... supongo que tienes razón, pero eso también significa que solo quedamos los más fuetes ... y para la última prueba es muy importante...

—También es importante que haya gente no crees— sonrió de lado mirándome

—Bueno... asi tienes poco trabajo — sonreí mirándole.

—Me hieres con tus palabras Rhya...— dijo muy exagerado.

—Venga ya— me reí— a ti nadie te hierre, te recuerdo que eres un rompecorazones Carlos

—Si mi reina lo dice...— sonrio de lado guiñándome el ojo.

Solté una risa negando, mirándole. Carlos era un chico muy guapo, he de decirlo, y el casi encuentro que tuvimos en el bosque me dejo un poco en las nubes, hasta que un príncipe del hielo casi me parte los brazos...

La pausa para comer ya había acabado y estaba atardeciendo, aquel mismo día nos tocaba descansar para poder retomar fuerzas para la prueba final, un atrapa la bandera, pero ya hablaremos de aquello cuendo toque.

Los herederos que estaban en ese momento en el campamento estabas reponiendo fuerzas, sanando sus heridas y descansando para la gran prueba mientras se hacían alianzas.

Yo en cambio, no vi suficiente aquellos entrenos, si, estaba exhausta, pero no lo suficiente para poder ganar.

Me levante frotándome la tierra de mi vestido de seda y poniéndome bien el pelo.

—Ah no, nonono, ¿dónde vas Rhya?—Carlos se enderezó

—Voy a... —no me dejó acabar —

—Pues claro que no vas a levantarte y vestirte para ir a entrenar, ¿¿estas loca??

—No, no lo estoy Carlos he de entrenar

—Ya has entrenado todos estos días Rhya, sienta ese culo en el suelo por tu bien

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⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

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