Capítulo 2

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Dejando a un lado su pataleta, Bill esbozó una amplia sonrisa y firmó autógrafos y se dejó fotografiar sin perder la calma, sus admiradoras no tenían la culpa de que su hermano fuera un bocazas. En el fondo sabía que le había dicho algo a David al quedarse dormido en sus brazos, sacando sus propias conclusiones...se había quedado dormido porque estaba cansado... ¡pues no! Se durmió porque en sus brazos se sintió muy cómodo y amado...

Maldijo por lo bajo al pensar eso, no debía hacerlo y menos cuando le estaban fotografiando. Tuvo que repetir la pose porque había salido con cara de enfado.

Casi gritó aliviado cuando David les llamó y tras despedirse de las fans subieron al autobús y se pusieron de vuelta a Alemania.

—Me voy a la cama—murmuró sin dirigirse a nadie en particular.

No iba a quedarse a cenar con sus compañeros. ¿No querían que descansara? Pues no pensaba levantarse de la cama en todo el viaje. Pasó al lado de su hermano y no le dirigió la mirada. Subió a acostarse y aunque todo el sueño que tuvo minutos antes se había esfumado, cerró los ojos solo para no ver que Tom le había seguido y estaba tumbado en la cama de al lado.

Pasada una hora, se cansó de estar en la cama. Se dio la vuelta y abrió un ojo, comprobando que Tom estaba profundamente dormido. Le llegaba su suave respiración y no pudo evitar suspirar al verle con los ojos cerrados, dejándole poder estudiar su cara con más atención.

A pesar de ser gemelos idénticos, había algo que los diferenciaba. Tom siempre mostraba una suave expresión en al cara, mientras que él solo cuando dormía parecía un ángel, como muchas veces le había dicho su madre. Pero era normal, se pasaba todo el día preocupado ya no por los pensamientos que le robaban el sueño, era el cantante del grupo y tenía muchas responsabilidades.

Cuando no era estar estudiando otro idioma que no era el suyo para poder desenvolverse con facilidad en las entrevistas, era cuidar su delicada garganta. Cuando no estaba irritada le dolía como mil demonios y las pasaba canutas, sin entender por que le pasaba si se cuidaba con esmero. No tomaba bebidas frías, ni un helado o cigarro...

Pensar en el tabaco le hizo maldecir por lo bajo. Se moría por algo de nicotina en esos momentos en los que se comía la cabeza, más al ver como Tom separaba los labios y suspiraba... Lo mandó todo a la mierda y se levantó de la cama. Se puso una cazadora de chándal que tenía a los pies de la cama y bajó al piso inferior, donde David estaba a solas. En el piso superior sus compañeros de grupo roncaban profundamente dormidos y él era el único que no podía pegar ojo.

—Bill, ¿te ha dado hambre?—preguntó David sonriendo.

—No yo...—empezó a decir sin saber como terminar la frase.

No podía decirle que se moría por un cigarro, le echaría otro sermón más y con uno por día ya era suficiente.

—Vamos a parar a repostar, si quieres salir a estirar las piernas...—explicó David.

¡Genial! Alguien había escuchado su deseo y se lo había concedido. Asintió con la cabeza y se sentó a esperar que llegaran a una gasolinera. No tuvo que esperar mucho, 10 minutos después bajaba del autobús en compañía del productor.

—¿Vas a salir así?—preguntó David al ver que no cogía una cazadora—La noche ha refrescado...

—Solo voy a dar un corto paseo hasta la tienda—cortó Bill resoplando.

David se calló también resoplando, aún seguía enfadado y era mejor no irritarle más.

—Estaremos 15 minutos, no te entretengas ni alejes del autobús—le pidió con voz firme.

Bill asintió y echó a andar hacia la tienda de la gasolinera, sabiendo que David no le quitaba los ojos de encima. Entró en ella y tras saludar a la cajera, se puso a pasear por los pasillos espiando por el escaparate. Veía a David hablar con el conductor mientras examinaban un mapa, y viendo allí su oportunidad de escaparse a fumar no la dejó escapar.

Salió de la tienda y se alejó todo lo que pudo de la gasolinera echando una mirada atrás de vez en cuando, comprobando que no se habían dado cuenta de que se había escapado. Sacó el cigarro que se había metido en el bolsillo de la chaqueta del chándal y el mechero y encendió lo suspirando. Se lo fumó mientras caminaba por la fría y oscura noche, perdido de nuevo en sus pensamientos...

¿Era malo amar a su hermano? ¿Verle dormido y desear hacerlo a su lado?

Tiró el cigarro una vez terminado y decidió que ya era hora de regresar, no se había aclarado y lo único que había conseguido era helarse de frío. Dio media vuelta y echó a andar por el prado en el que se había metido sin darse cuenta. Todo estaba muy oscuro y no veía por donde iba...no lo vio hasta que fue tarde, su pie derecho pisó unas tablas podridas y emitiendo un ahogado gemido cayó y cayó hasta que su cabeza se golpeó y perdió el conocimiento...

Deseo concedidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora