HAIMI
A lejos se ve un hermoso amanecer que ilumina el camino lleno de flores. Mis pasos son lentos para disfrutar del tiempo y de la brisa que acompaña este bello ambiente de colores vibrantes. Me gusta disfrutar del silencio que otorga la naturaleza y los minutos de paz, en donde lo único que se escucha son tus pensamientos acompañados de la hermosa melodía de tranquilidad.
El estrecho sendero que me dirige al colegio está totalmente vacío y lo agradezco. Aunque para ser más sincera, soy la única que conoce esta ruta. Ya que la descubrí por casualidad. Aparte es más factible que al llegar al colegio no haya nadie y tenga que esperar en la puerta del colegio, por el horario que aparece el sol y que a diferencia del horario de la apertura de la puerta.
Cada mañana es más factible salir antes de que salga el sol para evitar cualquier altercado con las personas que viven en lo que se conoce como mi casa. Para enfatizar los machos prepotentes del ejército de esta manada. Es normal que, al verme, lo único que salga de sus sucias bocas sean estupideces acompañadas de órdenes sin sentido que me impidan enfocarme en mi educación y en el mísero tiempo de paz que intento apartarme ya que para ellos soy una empleada más, que debe cumplir su labor y no pensar en sueños tontos de superación.
Porque en esta manada solo se enfocan en las jergas. Algo estúpido en mi opinión. Si bien no me impiden estudiar, sus comentarios soeces dejan mucho que desear y prefiero ignorarlo o dejar de escucharlos.
Entonces busqué la mejor opción, no verles las caras al comenzar mis días. Aunque los fines de semana no puedo darme ese lujo, por lo menos los cinco días que completan la semana es mejor vivir sin la idea de que tengo que ver sus caras.
Faltando pocos tramos para llegar hasta la puerta del gran edificio educativo. El ambiente de vegetación cambia a altos y pequeños edificios y una que otras casas a mi lado pasan varios chicos corriendo con el mismo objetivo. Llegar a la gran puerta. Extraño. Es muy temprano para que haya gente.
Lo ignoro y tomo mi tiempo en disfrutar mi caminata hasta sentarme en una de las sillas que hay en la parte delantera del colegio a esperar que suene la campana. Quito la mochila de mi espalda, la abro y saco mis auriculares para pasar el tiempo escuchando música.
El tiempo ha pasado y la entrada principal ya está llena de chicos que ríen y caminan hacia la puerta. Mi señal. Me levanto del asiento de madera guardando en mi maleta los auriculares y caminó. Repentinamente, mi cuerpo se desequilibra por el gran empujón en mi espalda que provoca que mi cuerpo se aproxime al el duro y áspero suelo de cemento, pero logró evitar la caída a duras penas.
-Buenos días huerfanita –no respondo el saludo porque no me interesa y parece que les molesta porque me propina una patada en mi pierna derecha para cumplir su objetivo y lo logra. Impacto contra el arisco suelo, rasgando mis pantalones. Maldita sea, esto dejará marca.
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¡Acéptalo me perteneces!
Fiksi IlmiahTodo lo bueno trae una chispa de malo. Pese a la envidia y malos comentarios, él es todo lo que necesita. Su salvación, su medicina la persona que borrara su dolor, brindándole el amor que le fue denegado.