Capítulo 1

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Pedazos inútiles de mierda —murmuró Tao mientras se miraba sus propias piernas.

Eran las primeras palabras que había pronunciado en el día, y probablemente las últimas que diría en los días venideros. El una vez famoso charlatán Tao, ahora se había vuelto hosco y solía caer en largos períodos de silencio, a veces durante semanas.

—¿Acabas de decir algo? —Jin, uno de los médicos de la enfermería de la coalición, le preguntó con ansiedad.

En respuesta, Tao giró su silla de ruedas totalmente y le dio la espalda al cambiaformas jaguar. Tao sabía que era un movimiento estúpido de su parte, pero si interactuaba con Jin de cualquier manera, entonces ellos empezarían a empujarlo. Empujarlo para que fuera a terapia física. Empujarlo a que peleara. Empujarlo a tomar parte en su recuperación.

Tao sabía que todo era inútil. Nunca iba a mejorar. No volvería a caminar de nuevo. Nunca cambiaría a su forma de halcón. Nunca más volaría. Así que, ¿por qué debería pretender lo contrario? No era nada. Sólo un desperdicio que sobraba.

Inútil. A esas alturas otras coaliciones o bandadas de Halcones habrían tenido piedad de él y lo habían sacrificado.

Pero no esta. No, ellos creían que sería inmoral hacerlo. Así que en vez de eso lo mantuvieron cerca y decidieron tratar de hacer lo mejor para él. Tao dejó escapar una risa amarga.

¿Cómo podrían hacerlo, cuando no tenía una sino dos balas alojadas tan cerca de su columna vertebral que ningún doctor se atrevía a operarlo?

Jin se movió hasta que estuvo de pie delante de la silla.

—Este tratamiento de silencio empieza a cansar, Tao. ¡Tienes que parar ya o no mejorarás nunca!

Tao le respondió enseñándole un dedo.

Jin arqueó una ceja. —¿Eso es lo mejor que tienes?

¿Necesito recordarte que Donghyun es mi cuñado? Consigo ese tipo de saludo cada mañana en el desayuno. Vas a tener que hacerlo mejor si me quieres impresionar.

Bien, era justo. Tao levantó la mitad de otro dedo y le dio un gesto doble.

Jin dejó escapar un suspiro y se pellizcó el puente de la nariz. —No es lo que esperaba, pero es un comienzo.

—Está bien, entonces, ¿qué tal un jódete? —dijo Tao, su voz ronca por no utilizarla.

—Por lo menos he conseguido algo verbal. ¿Entonces tomo eso como un no a la terapia física?

—¿Por qué molestarse? No va a ayudar, y los dos lo sabemos.

—No lo sabrás a menos que le des una oportunidad.

—Sólo haznos un favor a todos y haz que Yunho me sacrifique —dijo Tao con los dientes apretados.

—Si estás tan ansioso de que eso se haga, ¿por qué no se lo pides a Hyukjae? Después de todo es el líder de tu bandada — preguntó Jin astutamente.

Tao empujó con enojo su silla de ruedas. —¡A la mierda!

Ya lo hice y me dijo que no. Tú lo sabes.

—Entonces crees que es mejor pasar por encima de él y pedírselo a Yunho. Además, incluso si no fuera en contra del protocolo, no lo haría. Esta coalición no sacrifica a sus miembros sólo porque estén heridos o discapacitados de alguna manera. Así no es como funcionamos aquí. Tú, más que nadie, deberías saberlo. ¿No es esa una de las razones por las que elegiste unirte a la bandada y a la coalición en primer lugar?

¡Maldita sea! Eso es lo que Tao conseguía por hablar. Él debería haber seguido con su plan original y solo mantener su boca cerrada. Pero no, tenía que morder el anzuelo de Jin. Ahora el jaguar lo tenía agarrado por los huevos, y él lo sabía. No había manera de que Tao pudiera responder a esa pregunta sin perder la discusión.

Serie de los CP 25 - El regreso del Doctor WuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora