Capítulo 3

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La fiesta siguió, el DJ cambió la iluminación, así que los Hamato se vió obligado a salir del edificio, aún sorprendidos y sin poder creer lo que acababan de ver.

Por su parte, Karai.

Nisiquiera podía permanecer de pie, no tenía la más mínima fuerza dentro de su cuerpo.

El resto de su banda gritaba de emoción tras el telón del escenario, se felicitaban unos a otros, pero ella simplemente dejó su guitarra a un lado dirigiendose directo a cambiar su ropa.

Tenía nervios.

Tantos nervios que le era difícil cambiarse rápidamente debido al temblor de sus manos.

El lugar la estaba sofocando. Simplemente se maquilló como de costumbre, se cambió su traje arrojó su peluca y salió del edificio.

La sensación que tenía era tan horrible, que el simple hecho de respirar aire fresco le provocaba náuseas.

Controló su respiración con calma.

Quizá no hizo bien en salir del lugar sin despedirse del resto de los chicos.

Caminó un par de cuadras para conseguir un taxi, pudo regresar a pie sin prisa, sin embargo su condición no era la mejor en ese momento.

Estaba tan distraída mirando fijamente su celular para percatarse de las docenas de llamadas y mensajes por parte de los ninjas.

¿De dónde sacó el valor para cantar una de sus propias canciones? Precisamente frente a ellos y el público frente a ese escenario.

El auto frenó en seco en una fracción de segundo, obligandola a prestar atención a su entorno.

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-¿Sigue dentro del edificio?

-Estoy tratando de averiguarlo- respondió el mutante de banda púrpura mientras caminaba de un lado a otro para detectar la señal de su celular, tal como lo había hecho anteriormente.

Sin embargo, está vez parecía no haber rastro de él.

-Que extraño, al parecer... perdí la señal.

-¿La perdiste así nadamás?—Cuestionó el líder a Donatello.

—Lo dudo.

—¡Entonces dónde está!

—¡¿Yo que voy a saber?!

—¡Chicos, miren!— Mikey intervino justo a tiempo, señalando a una calle lejana desde lo alto del edificio.

Observando un par de figuras mutantes muy familiares.

—Tiene que ser una broma.

—Debemos ir por ella Sensei.

Splinter permaneció inmóvil por unos segundos, pero finalmente asintió decidido.

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—Esperaba que vinieras de inmediato buscando vengarte, pero para ser sincero, no creí que fueras tan estúpida como para salir sola—Comentó en burla Cara de pez para luego reír junto a Garra de tigre.

Karai no dijo nada, lo único que tenía en su interior en ese momento no era algo que pudiera describir. Por un lado quería escupir todos los insultos posibles al par de mutantes y a la vez... estaba tan enojada que ni una sola frase salía de su boca.

Cómo era de esperarse, su destino fué una jaula, más pequeña de lo habitual. Ese era su castigo desde que te iba memoria.

Solo que ésa vez la ataron a una jaula como a un animal, mientras veía las rejas de metal cerrándose, todo tomó un sentido distinto al del principio.

Doble Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora