El viaje en metro se hizo corto, en menos de 10 minutos llegamos a mi parada, y le llevé a mi sitio de confianza para mi paseo norcturno. A veces, me gusta andar de noche, recorrer las calles, y desconectar de todo el lío generado en mi vida, solo somos la música y yo.
- Siéntete orgulloso, eres la primera persona que va a descubrir mi sitio seguro cuando necesito desconexión.- Digo nada más salir de la boca de metro.
Pedro solo se ríe y seguimos andando provocando un silencio absoluto entre los dos.
Aquel supermercado del que le había hablado no se encontraba muy lejos de la boca del metro, es más, nada más girar la calle se encontraba.
- ¿Esto es?- Me pregunta Pedro.- ¿Un supermercado 24 horas?
- No es solo eso.- Rio.
Abro la puerta de lo que parece un supermercado 24 horas y me dispongo a encontrar a Ingrid, ella es la dependienta, por los largos pasillos repletos de comida.
- Hola Ingrid.- No te encontraba por ningún sitio.
- Hola pequeña, ¿hoy es muy tarde no?- Me dice Ingrid, una señora de unos 61 años, que desde que vine aquí, a Madrid, se ha preocupado por mí mucho y hemos creado un vínculo muy fuerte.
- Es que he venido con un amigo, y tenemos hambre y pues queremos pasar a por algo de comer.- Le respondo yo, mientras tanto Pedro se queda mirando algunos productos de la tienda.
- Anda, que chico más guapo.- Dice Ingrid, esto hace que Pedro se sonroje y a su vez reírse.- Anda va passad.
Abro la puerta de una pequeña habitación, que a su vez, tenía unas escaleras hacia arriba. Pedro y yo subimos en silencio, y por fin llegamos a mi sitio de desconexión diario.
- Bueno aquí estamos.- Le digo yo abriendo la puerta de una amplia terraza de ese mismo edificio.
- Guau, que pasada.- Me dice Pedro.- Normal que quieras venir aquí siempre.
- Bueno, a veces todo el mundo necesita un sitio de desconexión, y este es el mio.- Le respondo yo mientras saco una pizza y a la vez la meto en el pequeño microondas que había en ese lugar. - ¿Quieres?- Le digo a Pedro, y obtengo un si como respuesta.Me siento a su lado, en un sofá viejo que había en aquel lugar y miramos hacia el horizonte, sin hablar, me siento tan agusto, no me hacen falta palabras para estarlo.
En pocos minutos, cuando suena el pitido del microondas, el cual nos alertó de que ya estaba la pizza, Quevedo sacó un paquete de cigarros y sacó uno.
- ¿Quieres?- Me propuso.
- No, no fumo.- Le respondí mientras ponia la pizza en la mesa.
- Muy bien, que sana.- Dijo él, y los dos reímos a la vez.Pasamos unos minutos en silencio mientras comíamos la pizza.
- Marta. - Me llama.
- Dime Pedro.- Le respondo yo mirando al horizonte.
- En estos instantes, me siento con mucha paz.- Dijo y yo reí.- No es coña, estoy en un momento de mi vida que no se ni donde estoy, ni que hago, ni cómo sobrevivo a todo lo que está pasando, siento que no soy consciente de nada.
- Es normal, creo que si yo estuviese en tu lugar no podría aguantar tanto, necesitaría volver a ser yo misma la de antes.- Dije
- Y ahora con el nuevo disco y todo, buf, espero que le guste a la gente porque al fin y al cabo es una propuesta bastante potente.- Dijo Quevedo indeciso.
- Yo por lo que he escuchado, me ha encantado, creo que mezcla tu lado más tu, más personal; y tu lado mas conocido. - Hice una breve pausa para comer la pizza. - Creo que lo vas a petar.
- Enserio? Tu crees?- Dijo muy indeciso.
- Estoy más que segura.- Respondí.Estuvimos hablando, riendo, reflexionando, comiendo pizza, por un muy buen rato.
- Búa, estoy muy agusto, pero es muy tarde y mañana tengo clase y encima a las ocho de la mañana.- Dije yo.
- Es verdad, te acompaño a casa.- Dijo y yo asentí.Salimos de aquel sitio, y me despedí de Ingrid.
Mi piso no se contraba muy lejos de ese supermercado.
- Bueno, pues ya hemos llegado, muchísimas gracias por acompañarme.- Le dije.
- Nada hombre, mañana tienes clase a las 8 y son las 2:30. Lo más normal es que te fueras a casa.- Reímos los dos a la vez.
- Madre mía, mátame porfavor.- Dije provocando la risa de Pedro.
- Muchas gracias por llevarme a tu "rincón de desconexión" Marta, ha sido la mejor parte del día. - Me dijo.
- Te quieres quedar a dormir, aunque sea en el sofá, bueno mis amigas son muy cotillas, jajaja.- Dije.
- No enserio, me voy en taxi, muchas gracias. - Me dijo mientras llamaba al taxi.Después de llamar al taxi, esperamos a que llegase dentro de el portal, ya que hacía bastante frío. Nos despedimos y subí a casa.
Al llegar a casa me desmaquille y me puse en pijama, dejé cargando el móvil, puse la alarma a las 7:15 y me fui a dormir, no pude ni reflexionar nada de lo que pasó ese día, estaba muy cansada, mañana más.
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Tú, yo y un estudio. (Quevedo)
Teen FictionTe encantará leer esta historia. Esta historia es un fanfic. No está basada en la realidad.