ᴇʟ ʜᴏᴍʙʀᴇ ᴄᴏɴ ᴀʟᴀꜱ...[ʜᴀᴡᴋꜱ ʏ ᴛᴜ][ᴅᴀʙɪ ʏ ᴛᴜ]

🍷

A la mañana siguiente

Despues de esa noche inolvidable para ti, al caer rendida entre las sabanas de tu cama, tuviste como resultado el mejor sueño de todo el mundo, te sentías tan relajada al despertarte, hasta te sentías como una nueva persona, una nueva mujer después de toda esa agitada noche que pasaste. Al despertar por completo, al abrir por completo tus ojos viste que te encontrabas entre las suaves sabanas de tu gran cama con el olor a las flores de tu gran jardín que estaba justo abajo de ustedes entrando por tu nariz, donde respirabas el aire más puro que nunca y fue ahi, fue ahi donde te diste cuenta que quizás habías dormido un poquito más del medio día.

Te encontrabas entre los grandes y trabajados brazos de Dante, quien aun se encontraba durmiendo bien aferrado a tu cuerpo, suspiraste algo al darte cuenta que quizás todo lo que habías vivido anoche con tu gran hombre alado había sido un simple sueño, ya después de todo Dante, no era Keigo, que quizás fue un simple consuelo de parte de tu cerebro por la enorme soledad que sentías y eso también significaba otra cosa, quizás si te habías acostado finalmente con el castaño que se encontraba durmiendo a tu par, que quizás, no lograste aguantar las fuertes ganas que sentías en ese momento en tu cuerpo y te entregaste a el, otra vez, a un nuevo hombre, Al liberarte de los grandes brazos de tu amante y al intentar levantarte un fuerte dolor punzante en la parte de tu espalda baja se apodero de todos los posibles planes que ni siquiera habías podido planear para aquel día, era un dolor tan fuerte que te obligaba a quedarte en la cama retorciéndote de dolor, tus piernas estaban tan entumecidas y no las podías sentías para nada, El gran castaño que se encontraba a tu lado despertó gracias a los quejidos que emitías por intentar moverte de la posición en la que te encontrabas. 

Dante: -¿T-todo bien-

T/n: -¿P-podrías llevarme con Touya...? M-me duele, me duele mucho Dante. -tomaste con fuerza la sabana mientras tu cabeza caía para atrás-

El gran castaño tomo con rapidez las prendas de ropa que estaban distribuidas por toda la habitación y se vistió de inmediato y en silencio mientras tu estabas aguantando como podías las ganas de gritar por aquel fuerte dolor que ya empezaba a subir a tu estomago, Dante tomo una de las camisas que tenia en uno de los sofás de la habitación y te la coloco encima ya que se negaba rotundamente a que Touya te viera desnuda aunque sabia que seguía haciéndolo contigo después de todo. Te tomo entre sus grandes brazos donde para ser sincera ya caías a la perfección, era un espacio perfecto para estar ahi siempre.

Te bajo rápidamente por las grandes escaleras del palacio sosteniéndote con mucho cuidado ya que cada movimiento hacia que el dolor golpeara con fuerza tu útero, corrió lo más rápido que pudo por aquel lugar hasta bajar hasta donde se encontraba la habitación de Touya y Tessa, el castaño entro sin avisar abriendo la puerta de una patada topándose ambos con la imagen de Touya durmiendo todavía a pesar de las horas que eran, abrazado a Tessa quien estaba durmiendo plácidamente desnuda sobre el gran pecho también desnudo de el pelinegro, Zyon se encontraba dormido en una silla de madera con los brazos cruzados que se encontraba al lado del marco de la puerta aun con la banda roja en sus ojos, Dios, ¿De verdad lo habían echo?

Tal y como ambos entraron en un principio, sin decir una sola palabra ahora ambos se encontraban saliendo despacio de la habitación para que ninguna de las tres personas que se encontraban ahi se despertara, Dante opto por llevarte al patio donde para serte sincera no recuerdas mucho sobre que te hablaba mientras te llevaba a ese lugar, veías su boca moverse pero no lograbas escuchar nada de el. aun seguías un poco shockeada por todo lo que habías visto, no querías creerlo. El gran castaño paro de caminar cuando escucho un par de risas de algunas personitas que venían del patio principal, te tomo con más fuerza entre sus brazos y dejo un suave beso en tu frente antes de dirigirse hacia donde provenía aquel sonido pensó que las risas te ayudarían un poco.