.☽˚ 𝓱𝔂𝓾𝓷𝓶𝓲𝓷 | donde una mentira puede ser la respuesta que estaban esperando.
[ historia corta / capítulos cortos ]
ᝰ. publicado en otra acc: 19/01/22
ᝰ. re-publicado: 07/11/23
dedicado a mi soulmate:
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La semana transcurrió tranquilamente después de eso. Hyunjin y Seungmin habían vuelto a ser los mejores amigos que nunca antes habían peleado.
Esa noche Hyunjin se había quedado en la sala de prácticas un rato más después de que todos se habían ido a duchar.
Cuando play with fire se detuvo en los parlantes su cuerpo se desvaneció en el suelo. Su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba energéticamente después de los minutos de baile sin descanso. Su cuerpo sudoroso y caliente tirado en el suelo con una tenue luz alumbrando la sala era la escena que Seungmin observaba desde la puerta semi abierta de la sala de prácticas. No se encontraba en valor de adentrarse a esta y buscar su celular para volver a los dormitorios. Aquella vista había dejado a su boca sin saliva y a sus manos sudorosas.
Cuando a sus oídos llegó la risa de los demás circulando por los pasillos indicando que ya estaban yendo hasta el dormitorio, tomó el valor para adentrarse en la habitación. Hyunjin que mantenía los ojos cerrados mientras calmaba su respiración los abrió al escuchar el ruido de la puerta.
— ¿Minnie?
— ¡Oh! Perdona que te interrumpa dejé mi celular aquí.
El menor sonrió avergonzado y caminó rápidamente al sillón dónde su celular reposaba. Dio la vuelta con la intención de irse para dejar al otro en su atractivo estado.
— ¿Vuelves al dormitorio, Minnie? —preguntó sentándose en el suelo fijando su vista en la bonita figura del menor. A pesar de la poca luz de la habitación Hyunjin se percató de algo. Seungmin estaba sonrojado— ¿estás bien? —preguntó asustado levantándose en un abrir y cerrar de ojos, llegando hasta el menor que se sorprendió por su acción. Este asintió sin entender la razón de la pregunta— tus mejillas están rojitas —susurró acariciándolas. Seungmin se mordió la lengua y apretó el agarre del aparato en su mano cuando un escalofrío recorrió su cuerpo por el cálido toque.
— Estoy bien, Jinnie. Perdona por molestarte.
Seungmin salió de la sala con el corazón en la mano. Después de comprobar por milésima vez que aquello había pasado en realidad y no había sido un sueño o imaginación de su cabeza. Detuvo sus pasos al intentar controlar su respiración.
Cuando finalmente pudo controlar su respiración y sus mejillas sonrojadas; subió al dormitorio donde se encerró en su habitación. Utilizó una de sus playlist favoritas y se dispuso a dormir.
El reloj marcaba la 1:19 am cuando Seungmin se despertó al sentir un cuerpo hundiéndose en su cama. Se giró asustado y los bonitos ojos de su mayor se interpusieron en su vista.
— ¡Hyunjin! ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó en susurros. Su corazón se había alocado y era más que obvio que se debía a la posición en la que se encontraban.
— No podía dormir, Minnie —respondió haciendo un leve puchero. Seungmin negó con la cabeza pero aún así se corrió en la cama para darle espacio al más alto— ¿puedo?
Seungmin miró al contrario esperando que se explicara y Hyunjin entendió el mensaje al preguntar:
— ¿Puedo abrazarte?
Las mejillas del menor se tornaron en un tenue carmesí. Su corazón que había normalizado sus latidos volvió a comenzar una carrera descontroladamente. Seungmin agradece que la poca luz en la habitación no le permitiera a Hyunjin ver su sonrojo.
— Siempre lo haces y nunca preguntas~ ¿por qué lo haces ahora?
Hyunjin rió bajito y enredó sus brazos en el cuerpo del menor.
— Desde que me enteré que estás enamorado, las cosas se pusieron diferentes —explicó y continuó diciendo— tal vez soy el único que lo ve así pero no quiero incomodarte.
Dios, es un ángel.
— No lo haces, bobo.
— Genial, porque me encanta tenerte en mis brazos, Minnie.
— Cállate.
— Aww te has sonrojado, verdad.
Seungmin se encogió en el pecho del mayor, escondiendo su rostro como si Hyunjin fuera a ver qué tenía razón. El más alto acarició su cabello con cariño y después de eso ambos cayeron profundamente dormidos entre el calor de sus cuerpos y la suavidad de las sábanas.