capitulo 5: la boda

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     DAENERYS

     Luego de conquistar Meereen y coronorme su reina, decidi que ya era hora de casarme con Rhaenys. Me sentía extraña al hacerlo. Primero; por qué es mujer. Y segundo; es mi sobrina. Aunque en mi familia el casarce entre miembros de la familia es normal, para mí se sentía raro. Si la quiero, estos días a su lado aprendí mucho. Pero no llegué a sentir más por ella. Y a Rhaenys siento que no le importa. No se porque acepto hacerlo, y hoy hablaría de eso con ella.

     Durante el día me ocupé de atender las necesidades del pueblo, luego fui a ver a mis dragones, y asegurarme de que no hagan nada indebido. Aunque con el entrenamiento aprendieron mucho, siento que todavía falta más. A la hora de la cena le pido a mi sobrina si podemos comer juntas en mi habitación y ella acepta.

     - Gracias por venir esta noche - le digo cuando llega.

    - no hay de qué- me responde y nos disponemos a comer.

     Mientras comemos hablamos de cualquier cosa, desde lo que pasó durante las reuniones, hasta de sus hombres y como se manejan. Al terminar de comer nos sentamos en el balcón disfrutar del aire libre y fresco.

     - Rhaenys quería hacerte una pregunta hoy.

     - ¿qué pasó?

     - ¿porque aceptaste casarte conmigo?

     - no se, la verdad nisiquiera tenia pensado casarme con nadie. Pero tenías esos ojitos de cachorrito mojado, que me hacen decirte que si a todo. En fin pura manipulación tuya. - la forma en la que lo dice parece que está bromeando, pero ahora siento que la estoy obligando a hacer algo que no quiere.

     - No tenemos que casarnos si no querés.

     - ¿vos te querés casar?

     - La verdad que no. Pero si con eso puedo volver a casa y tenerte a mi lado, lo hago. - suelto un largo suspiro y se arrodilla frente mío tomando mis manos.

     - No necesitas casarte conmigo para tenerme a tu lado. Puedo ver la Soledad en tus ojos y el anhelo de amor también cuando me miras. Aunque toda esta mierda me fastidie, no pienso dejarte sola ¿si?

     - Esta bien - le digo en un susurro. Ella se para y hace que me pare también. Luego toma mi barbilla y me levanta el rostro para que la mire y me besa. Dioses sus labios son tan suaves. El beso es lento, pausado. Sus manos sobre mi cuello, sus dedos rodando mi mandíbula. Siento mis piernas temblar y me sostengo de sus brazos para no caer. Ella lleva sus manos hasta mis muslos y los levanta haciendo que tenga que rodear su cintura con mis piernas, con mi brazos rodeó su cuello. Baja sus besos por mi mandíbula hasta cuello y camina adentrándonos a la habitación. Sus besos enciende mi cuerpo y siento la humedad en mi intimidad mojandome, enriedo mis dedos en su cabello y la presióno sobre mi cuello para siga ahí, me muerde pero es solo un roce de sus dientes sobre mi piel, y luego pasa su lengua. Sin poder evitarlo termino gimiendo, el placer que siento crece a medida que sus besos continúan, haciendo que la humedad entre mis piernas es más abundante. Me recuesta sobre la cama y me mira a los ojos, haciendo que se me atore el aire en la garganta, levanta mi vestido despacio y lleva su mano a mi intimidad. Siento dos de sus dedos rozando mi entrada, provocándome más placer.

     La necesidad de tenerla dentro mío, me hace suplicarle que me tome, que posea como ella quiera, pero que por favor lo haga. Cierro los ojos sin poder contener mis jadeos desesperada por aire. Los abro al no sentir sus dedos en mi, al hacerlo veo que los tiene mojados por mi humedad y sin dejar de mirarme a los ojos, los lleva a boca. Es demaciado provocativa y casi que me libero de solo verla. Me besa esta es vez con más pasión, y me cuesta más seguirle el ritmo. Su lengua ingresa a mi boca, como si su lugar fuere ese, sus manos acarician todo mi cuerpo con maestría. Mis manos ansiosas de más y con desesperación comienzan a desvestirla, prenda por prenda van abandonando su cuerpo, un cuerpo fuerte, formado y marcado. No solo por el ejercicio, sino también por las cicatrices de muchas batallas, algunas ganadas otras perdidas, pero que cuenta una historia de una gran guerrera. Rozó con la punta de mis dedos cada una de sus cicatrices. Ella me toma del menton haciendo que la mire, roza su nariz con la mía y vuelve a besarme de forma lenta y suave, mientras sube con sus manos mi vestido hasta sacármelo, me acuesta en la cama y es su turno de admirar mi cuerpo. Pero no solo lo mira, sino que también lo acaricia de forma suave y reparte besos por el. Llega a mis pechos y tomando uno le lleva a su boca, muerde, lame y chupa mi pezon a su antojo convirtiéndome en un mar de gemidos y jadeos. Me vuelve sumisa a sus deseos, haciéndome rogar por más. Más de su toque, más de sus besos, de sus lamidas, mordidas. Me hace desear que me marque con sus dientes perforando mi piel, como mis uñas lo hacen en su espalda, generando cicatrices nuevas, futuras pruebas de esta noche de pasión y lujuria a la que me somete con el simple roce de sus labios, convirtiéndome en una esclava de sus deseos.

     Cuando pensaba que llegaba a mi límite, Rhaenys lleva sus labios a mi intimidad y con el simple roce de la punta de su lengua a lo largo de ella, siento que mi alma sale de mi cuerpo y no puedo hacer más que gritar su nombre. Sin poder pensar más simplemente me deje quemar por el fuego de mi dragón, que me envolvía en las llamas del placer llevándome a perder la cordura. Llegando a la cima del placer, me libero con fuerza en la boca de Rhaenys quien toma de mi néctar, como sediento en el desierto. De apoco voy bajando de esa nube recobrando mis sentidos. Mi cuerpo sudado y mis piernas debiles, mi vista está nublada, pero siento sus labios sobre los míos y siento el sabor de mis jugos en ellos. Su mano vuelve a mi intimidad sus dedos juegan ahí exitandome otra vez. Sus besos callan mis gemidos, hasta que me penetra con tres dedos haciendo que suelte otro sonoro gemido. Las embestidas son lentas pero profundas, moviéndose en círculos, curvando sus sus dedos, tocando lugares claves, llevándome a la cima nuevamente. Cuanto más me acercaba, más rápidas eran las embestidas, finalizando en otra descarga de placer que anulo mis sentidos. Cuando volví a bajar de esa de nube Rhaenys me susurra al oído que esto recién empezaba mientras se acomoda entre mis piernas, juntando nuestros sexo haciendo estremecer. Y así pasamos la noche entera en un mar de gemidos, jadeos, sudor, perdidas en la lujuria y el deseo.

     Al otro día desperté siendo ya media tarde, mi cuerpo estaba entumecido. Rhaenys estaba sentada en una silla leyendo un libro, con solo una sábana alrededor de su cadera. Cuando me mira sonríe, deja el libro sobre la mesa y se acerca a la cama recostandose a mi lado.

     - Buenas tardes, bella durmiente. - me saluda y me besa en los labios.

     - Buenas tardes - mi voz suena rasposa después de haber gritado toda la noche. Rhaenys me alcanza un vaso con agua que termino de un solo trago, de lo sedienta que me encontraba y riéndose de mi me trae más.

     - ¿Sedienta su Alteza? - se burla de mí.

     - ¿Porque están tan bien y yo parezco casi muerta? No es justo - le recriminó.

     - Por qué yo tengo más resistencia. Y la verdad que me quede con ganas de más.

     - Con Drogo nunca termine así. Y eso que el era rudo.

     - No podes comparar a un caballo con un dragón. Ademas tengo sangre dorniense. Nunca rotos, nunca doblegado. Somos resisten y buenos amantes querida. - suelto una carcajada y le doy la razón.

     - Creo que ahora sí tengo una buena razón para casarme contigo, 3n lugar de hacerlo solo para salvarme de los señores sureños que querrán matarme a sus normas.

     - El sexo siempre es la mejor razón para el matrimonio.

     - En serio. Quiero un matriminio que sea más que un simple acuerdo politico. Ya me casé, siendo vendida para conseguir un ejército. Ame a mi esposo, pero quisiera que este casamiento sea más que simplemente salvar mi trasero. Quiero que sea algo bueno para las dos.

     - Bueno lo será. Nos ahorrará problemas a las dos, además ya somos familia. Ser tía y sobrina o ser esposas, son solo títulos. A partir de ahora estaré siempre para vos, apoyándote y cuidándote. Y tú harás lo mismo conmigo. Sin importar cómo somos familia, vos lo dijiste. Solo nos casaremos para hacerlo "legal" eso no cambiará lo que empezamos a crear entre nosotras.

     Al escuchar esas palabras no puedo contener las lágrimas y la emoción que siento. Rhaenys al ver esto se recuesta mejor en la cama, e toma entre sus brazos y me abraza. Empezamos a hablar sobre la boda y como queríamos que fuera. Mi sobrina me dice que podemos tener un casamiento tradicional valyrio, en memoria de nuestros antepasados y por ser las últimas Targaryen. Así pasamos el día en la cama abrazadas, con besos de vez en cuando, planeando la boda

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