𝐌𝐄𝐑𝐀𝐊𝐈 | Vocábulo que proviene del griego y, a su vez, del turco 𝑚𝑒𝑟𝑎𝑘, que significa algo así como "hacer algo con amor y con placer."
Empezada: agosto 2022.
Terminada: noviembre 2023.
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— ¡Estás loca, Izzy! —exclamó Alexandra, notando como sus mejillas se tornaban rojizas, pero de la ira—. ¡No voy a permitir que pierdas tus runas! Tampoco que me obliguen a olvidarte... eres mi hermanita, mi pequeña.
Si retrocedemos a unos días atrás, Isabelle Lightwood se encontraba en arresto domiciliario en su habitación, por una denuncia por falta de lealtad a la Clave. Habían decidido mantenerla encerrada hasta que se dictase la fecha del juicio, culpándola de la liberación de Meliorn, encabezando aquella misión —obviamente— no aprobada por la Clave ni por el Consejo.
Sin embargo, Alexandra Lightwood no se quedaría con los brazos cruzados. Ella conocía muy bien cómo funcionaban los juicios del Consejo y sabía quién era la Inquisidora: Imogen Herondale, es decir, la abuela de su parabatai, Annabeth. No iba a permitir que le quitasen a su hermana, que la alejasen del mundo de las sombras por haber dado una única idea, sabiendo que todos habían colaborado y ayudado, evitando así una guerra entre los subterráneos y los cazadores de sombras. Pero, eso no era lo que pensaba la Clave y, por supuesto, tampoco era el pensamiento recurrente del Consejo. Cosa que la enfurecía, si es que podía decirse así.
Así que si volvíamos al presente, pasados esos cinco días de arresto domiciliario, se encontraban todos en el juicio. Como no, Alexandra, a pesar de ir en contra de las leyes al ser familiar directo, se encargaría de llevar su defensa y salvarla del destino que le deparaba como shadowhunter.
No se encontraba en una posición fácil, mucho menos sabiendo que aquello sería lo último que haría como shadowhunter perteneciente al Instituto de Nueva York, pero no quería irse sabiendo que si Izzy perdía el juicio, una parte de Lexie se iría con ella, pues no se imagina una vida sin su hermana pequeña.
Ahí se encontraba Alexandra, con esa actitud seria y firme, delante de la Inquisidora de la Clave, que tan bien conocía a estas alturas. También estaba junto a un hermano silencioso, que realmente le ponía los pelos de punta. Detrás de ella, Annabeth Fairchild, estando Clarissa y Jace en un paradero desconocido por el momento. Alexander estaba cerca pero no quería ni pensar en él, al fin de cuentas, todo lo que estaba sucediendo era, en gran parte, culpa suya. Como tampoco había salido en defensa de su hermana en ningún momento. Como tampoco era conocedor de que Alexandra no volvería a Nueva York cuando terminase el juicio.
—Ya sabe cómo funciona esto, señorita Lightwood. Si dice la verdad, sobrevivirá —la voz, imponente, de Imogen intentó asustarla, estando la mencionada lejos de estarlo.
—Por el poder de esta espada, ¿jura defender a su cliente con integridad y honradez? —la voz del hermano silencioso, a quiénes había temido desde que tenía uso de razón, resonó por toda la sala.
"hermana, no cliente" pensó, guardándose el pensamiento para ella misma.
—No seré yo quien lo niegue —la joven soltó la espada tras el juramento, como si ésta ardiera en fuego, mirando a su hermana menor de reojo.