VIII

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Castillo del oeste.
La superficie.

La Castaña se encontraba en el área de registro del castillo, en donde todos los habitantes de las islas tenían sus nombres y apellidos anotados en él, tambien estaban registrados sus negocios y comersios, esto era para que la familia real estuviera al tanto de una posible infiltración o migración ilegal que era lo más común en esos tiempo en donde la paz era escasa y las guerras eran las que más predominaban.

Pero aquel hombre de apariencia extraña y dudosa personalidad no estaba en los registros de habitantes de las islas tampoco en migraciónes legales de turistas o visitantes que al final se terminaban quedando y sobre todo su apellido junto con la tienda a la qué decía provenir tampoco existia.-lo sabía, ese sujeto es tan sospechoso como myoga sensei ¿Pero que querrár un europeo en mis tierras?.- dedujo que por su apellido el pelinegro provenia de por esas tierras lejanas.- tu qué opinas Kirara? -le pregunto a la gatita que se encontraba en su regazo acostada.-¿Debería hechar a este bribón por la borda o lo dejo para investigarlo de cerca?.- la gata solo aruño los pantalones de cuero negro de la Castaña mientras se estiraba y bostezaba profundamente.-es cierto kirara, es mejor mantenerlo cerca por un tiempo y si hace algo sospechoso ¡SAS!.-toma de improvisto su espada que se encontraba cerca, levantandoce de golpe, haciendo que la gata callera al suelo.-ayy, lo siento pequeña.-acariciando suevemente el pelaje de la ahora arisca gata que la fulmino con l mirada.-tal ves quiera mi corona o algo aún peor... mi barco...-soltando la espada en el suelo y tomando en brazos a kirara que maullaba por atención nuevamente.-ah...-solto un ligero suspiro al tiempo que el reloj sonó dando la hora exacta, la castaña reaccionó sorprendida, buscando entre ayer y hoy había olvidado por completo su cita con el guapo tritón.-¡Mierda!, llegaré tarde y él no querrá volver a verme.-desanimada se aprieta el cinturón en el espejo, dejando a kirara en el sillón acostada.-tengo que buscar algunos libros y algunas otras cosas que mostrarle para que él me muestre más de su mundo, me llevaré esto, y esto y esto también.-la gatita solo miro a su ama y rodó los ojos con hastío, se acomodo en el sillón muy bien y cerró sus ojos para no volverlos a abrir hasta la hora de su respectiva comida.

Mientras tanto la castaña se hacía todo un lío por querer enseñarle de todo a un ser que nunca ha visto nada más que lo que conoce en su mundo Marino.-llevare mi cuaderno de anotaciones.-entre el desorden de papeles y libros estaba una muy estusiasmada rin que no esperaba el momento de volver a ver a aquel qué le robó su primer beso.

En el mar.
Castillo del mar del oeste

No desayuno esa Mañana puesto que se la paso noche y parte de la mañana buscando a su querido amigo de la infancia, estaba exausto, pero no iba a dar su brazo a torcer, lo buscaría en el fin del mundo si fuera necesario, solo quería verlo y saber que se encontraba bien.

Vagaba por los pasillos del castillo, agotado, quería ir a su alcoba a cerrar los ojos un momento mientras esperaba que se hiciera la hora para ir a ver a su amada castaña, pero alguien impidió su nado.-¿a dónde tan decaído?. hermano.- lo interceptó por la parte izquierda haciendo que este resoplara con molestia.

Un cangrejo que venia siguiendo al peliplata desde la noche anterior también se detuvo repentinamente, escondiéndose en una esquina del pasillo al ver a los hermanos menores de su jove amo intersectarlo de manera sorpresiva y solo se quedó viendo y escuchando todo en silencio.

_cual es la prisa?.-el peliblanco lo interceptó por la derecha, acorralando al peliplata en el pasillo.

El peliplata niega con la cabeza mientras sonrie irónicamente.-Soy el principe heredero del mar del oeste, siempre estoy ocupado, no como ciertas criaturas.-se abrió paso entre sus hermanos y siguió su camino como si nada hubiera ocurrido, los peliblancos no se quedaron atrás y lo siguieron.

𝐸𝑛 𝐿𝑜 𝑃𝑟𝑜𝑓𝑢𝑛𝑑𝑜 𝐷𝑒𝑙 𝑀𝑎𝑟 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora