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Mar del oeste.
Cueva de las almas.

La peliblanca y el peliplata llegaron, había sido un viaje silencioso y totalmente intrigante para sesshomaru quien tenía miles de preguntas al respecto.-oh, hola reina mía ¿a que debo el honor?.-se encontraron con un pelinegro que iba de salida, este les hizo una reverencia a ambos familiares de la realeza.

_esta tu señora esposa?.-pregunto sin rodeos, seriamente.

_si, pero para que la reina solicitaría a mi humilde esposa?.-pregunto curioso, pues era la primera vez que veía a la mismísima reina del mar del oeste en su hogar.

_no es asunto tuyo, pero es imperativo hablar con ella.-la peliblanca creía que zero mantenía su promesa y que no le había contado a nadie, nisiquiera a su esposo, pero en eso se equivocaba.

_venga conmigo.-se adentraron más en aquella tenebrosa cueva seguidos siguilosamente por el peliblanco curioso que se mantenia a una prudente distancia para que no llamar la atención, dentro los espereba la siniestra sirena que practicaba sus hechizos mágicos como era habitual en ella.-querida, hay alguien que quiere verte.-la pelinegra volteó al sentir la presencia de sus inesperado invitados ¿que hacían la reina y el príncipe en su hogar? Pensó que tal vez el peliplata se habría enterado de todo y que por eso ahora se encontraban ahí, trago grueso sintiendo una severa presión en su pecho.

_mi reina.-hizo una reverencia ante la peliblanca.-príncipe.-agachó la cabeza formalmente para darle a entender que lo saludaba también a el.-a que debo sus maravillosas presencias?.-pregunto curiosa.
La reina tosió un poco y le hizo a la sirena siniestra una seña con los ojos, indicándole que sacara a su esposo, pero esta se negó.-lo que tenga que decir, tendrá que decirlo con mi esposo presente.-tomándolo por los hombros, no se sentía cómoda quedándose sola con la realeza.

La reina suspiro profundo, no tenia tiempo de lidiar con esas situaciones, solo diría lo que tenía que decirle y luego se hiria de ahí con su hijo, si es que el aún la consideraba su madre después de revelarle la verdad.-muestrale a sesshomaru donde se encuentra naraku, zero.-dijo tajante, la sirena abrió completamente los ojos no se espero para nada que ella le dijera tal cosa, el peliplata frunció el seño y miro a su madre con incredulidad.

_lo sabía, sabia que ustedes ocultaban algo!.-comenzó a alterarse, sus dientes se apretaron al igual que sus puños por la rabia que sintió en ese momento.

_sesshomaru tenia razón, madre actuaba extraño ¿entonces era por esto?.- el peliblanco quedaba cada vez más impactado con las revelaciones de su familia.

_no, no sabes nada.-le dijo seriamente sin si quiera verlo.

_que es lo que se supone que no se?, ustedes ocultaban a narku de mi ¿pero por que? ¿Que les hizo para merecer tal castigo?.-la voz imponente de sesshomaru se torno mucho más grave por la molestia que se empezaba a acumular en su pecho.

_te dije que no sabes nada, vamos zero... dile lo que tu hijo desidio.-viendo fijamente a la bruja que parecia totalmente indefensa, quien diría que después de tantos años, mostraría tanta debilidad.

Dudo en si contarlo puesto que no se sentia del todo segura, pero su esposo tomó su mano y la animo a hacerlo, de todas maneras el principe merecía saber la verdad, después de todo él era el único que le habia importado verdaderamente la supuesta desapareción de su hijo.-hace un par de meses mi hijo, vino a mi pidiéndome que lo convirtiera en humano...

𝐸𝑛 𝐿𝑜 𝑃𝑟𝑜𝑓𝑢𝑛𝑑𝑜 𝐷𝑒𝑙 𝑀𝑎𝑟 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora