La familia es lo más importante

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Llegando a la gran casa que tenía la abuela me percaté enseguida que esta noche no sería muy buena para alguien de la familia, había rosas blancas y negras en todo el piso del corredor donde las pinturas que colgaban sentía que me miraban cada vez que entraba a ese lugar, me sentí pequeño y desesperado pero tenía que seguir con lo que mamá había pedido -No quiero esto ma- tiré levemente de su manga en el momento ella solo volteó y me miró con su enojo como si sus ojos me quitaran el alma me sostuvo fuertemente de mi brazo llevándonos al comedor en el cual estaban todos mis familiares más adultos, fingí una sonrisa al ver como todos ellos me veían penetrando en mi ser, fijándose en cada pequeño detalle de mi ropa, complexión y sobre mis ojos.

-Pero mira que nos trajo el regalo de la vida-   una mujer con ojeras oscuras que se notaba lo cansada que estaba con solo ver sus manos llegando a mi pude darme cuenta de que era una de mis tías ella era Marla, se podía decir que no la conocía tanto como a mis otras tías su esposo ponía las razones más extrañas del porque nunca llegaba (ahora que lo recuerdo, esa vez su miedo era visible y las pequeñas marcas de moretones aún podían verse en esos momentos) era lindo ver como ella pensaba que yo era la salvación de la familia- ¿a qué te refieres tía?- la observé con mi aquella inocencia como si de un niño pequeño se tratase, volteo a todos lados y en una desesperación por aguantarse sacar sus palabras me dijo -Me recuerdas tanto a tu tío cuando nos casamos, ahora vas a poder darle honor al apellido ...- acariciaba mi mejilla mientras una lagrima caía hasta su cuello, iba a decir algo pero -¡Es hora, que el niño vaya a la oficina de la gran dama!- (siempre creí que esa habitación era solo una formalidad para los castigados o algo así)todos se quedaron callados y voltearon a verme al mismo tiempo que pensé que no podría ser el peor día, no me quedaba de otra, tomé una gran bocanada de aire y me dispuse a ir a la oficina cuando sentí que alguien me gritó, era mi tío Gaspar (esposo de tía Marla) me apretó el hombro -niño, no llores por todo lo que va a suceder, todos pasamos por esto- suspiró y me dejó ir, apreté mis manos y subí las escaleras en donde di una última mirada nervioso y fui a la oficina de la abuela. 

Todo va y vieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora