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Dolor.


Es lo primero que sintió el chico apenas comenzaba a entrar en sus sentidos, sus ojos pesaban al igual que todo su cuerpo, el solo querer mover un dedo hacia que todo su cuerpo sintiera una ola de dolor e incomodidad. Lentamente fue abriendo sus ojos, tratando de acostumbrarse a la luz del sol que entraba por el gran ventanal en aquel gran cuarto desconocido, ahora su tercer sentido estaba tratando de acostumbrarse al sonido que había en ese mismo cuarto... Una máquina, una máquina que luego de unos segundos se dio cuenta que estaba muy cerca suyo, dando pitidos constantes, con eso ya terminó de entender dónde estaba, bajó su mirada observando que estaba recostado en una camilla con una delgada sábana color blanca, sus brazos a los costados de su cuerpo, uno vendado y el otro estaba conectado a una bolsa de suero, más abajo en su dedo, estaba lo que provocaba que la máquina al lado suyo pitara, un pulsioxímetro.

¿Qué me pasó...?

Fue lo que pensó, movió un poco su cabeza tratando de buscar una respuesta, encontrándose a una chica de cabello fucsia recostada en un sofá cerca del mismo ventanal, durmiendo plácidamente, pero en una posición algo incómoda.

Alune...

La llamó... Sin embargo, esta no le respondió. Intentó nuevamente... Pero esta vez sintiendo un gran dolor en su garganta, provocando que diera unos cuantos gemidos de dolor junto con una tos muy brusca, provocando que los pitidos en la máquina se alteraran. La chica ahora si reaccionó, casi cayéndose del sofá por la misma impresión. Dos segundos fueron los que le costó para entender lo que estaba pasando, se levantó rápidamente y corrió donde el chico con una expresión de preocupacion en su rostro.

— ¡Phel...! Tranquilo... Tranquilo Phel... -colocó una de sus manos en el pecho del chico mientras que con la otra intentaba sentarlo en la misma camilla, para que no fuera a ahogarse.-

Estuvo tosiendo por un par de segundos más hasta que pudo volver a regular su respiración, teniendo sus ojos un tanto cristalizados y el rostro un tanto rojo por la falta de oxígeno. La expresión de la chica pasó de preocupación a una de alivio... Con un leve toque de tristeza.

— Oh Phel... Estaba... Estaba tan asustada... -con leves temblores tomó una de las manos del chico y la acercó a su rostro para así darle un delicado beso en sus nudillos.- Hermano... -dijo, casi en un suspiro.- No...no sabía... Cuando despertarías... Ni... Ni siquiera sabía si lo harías... Oh por dios...

Lagrimas de alivio corrían por las mejillas de la chica, sus manos temblaban al igual que sus labios, tenía un aspecto un tanto demacrado, el chico no tardó en comprender que es la clara muestra de que ha estado días sin comer ni dormir bien.

¿Días...? ¿Cuánto tiempo llevaba allí...? No entendía nada... Solo podía sentir dolor y mucha pero mucha debilidad. Apretó con mucha delicadeza la mano de su hermana para llamar su atención, sintió una pequeña presión en su corazón al ver a su hermana en esas condiciones, muy pocas veces, por no decir nunca, la había visto llorar... Por lo que nuevamente con mucha delicadeza llevo su mano al rostro de su hermana para limpiar sus lágrimas, provocando que esta misma acceda a dicha acción.

Pequeños sollozos son los que se escuchan ahora por parte de la chica, tratando de regularizar su respiración, en lo que hacia eso, se sentó a la par de su hermano en una de las sillas que estaban esparcidas al rededor de la camilla. Nuevamente sus manos tomaron con sumo cuidado la del chico, estaba frío... Y más delgada de lo común... Estaba por decir algo, pero al volver a subir su mirada, se encontró con los orbes rubis de su gemelo, mirándola con una expresión que ni ella misma sabía que quería decir, sin embargo, unos segundos después, fue como si pudiera haber leído su mente, como si se hubiera comunicado telepáticamente con ella, su mirada le preguntaba...

Behind the scene - SettpheliosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora