Behind the scene - Settphelios

O4

Semana y media había pasado desde aquel encuentro entre ambos artistas, las cosas poco a poco parecían mejorar por el lado del ahora callado Aphelios, al final de todo no iba a renunciar a su sueño de convertirse en un artista reconocido, solo había un pequeño problema al cual se estaba enfrentando ahora mismo, y era que no le había comentado a su hermana gemela absolutamente nada, aparte de que no podía hacerlo por obvias razones, no encontraba las palabras adecuadas como para sacar el tema a flote ¿Qué debería decir o como debería iniciar la conversación? ¿Si quiera fue buena idea hacer todo eso sin consultarlo con ella primero? Las dudas abundaban en su mente mientras mordía sutilmente la punta de uno de sus pulgares.

- ¡Ya llegué Phel! -anunció su gemela entrando al pequeño departamento, sacando abruptamente al chico de sus pensamientos.- El señor Pantheon nos manda una caja de bollos para que podamos comer hoy, también pase por el super mercado y traje unas botellas de agua y un poco de comida para acompañar los bollos -rió dejando todo en la mesa para así quitarse su abrigo y dejarlo colgado.- ¿Tú cómo estás? ¿Te sientes bien, algún dolor o mal estar?

La chica decidió acercarse a su hermano al ver que no recibía respuesta, ni siquiera volteó a verla por lo que enarcó una de sus cejas y apoyó sus brazos en el respaldo del sofá donde se encontraba su hermano, comenzó a analizar su comportamiento y solo ladeó un poco su cabeza.

- Aphelios. -el chico dio un pequeño brinco en su lugar.- ¿Hay algo que quieras decirme?

A veces Aphelios maldecía para si mismo estar tan vinculado con su hermana, sentía que ella podía leer su mente con solo una mirada, obviamente él podía hacer lo mismo, era una habilidad de gemelos muy increíble que tenían, pero en esta situación se sentía como un punto débil.

Aphelios suspiró profundamente y volteó a ver su gemela, la cual seguía expectante a cualquier cosa que su hermano quiera transmitirle, sintió sus labios temblar al igual que sus manos, no tenía miedo, estaba nervioso.

- Lunnie... -susurró muy despacio.- yo... Ahm... co... conocí a un chico.

Solo dos segundos fueron necesario para darse cuenta que esas palabras no eran PARA NADA las indicadas.

- ¿¡QUÉ!?

El grito de emoción de su hermana hizo que diera otro salto sobre su sitio, también haciendo que levante su vista y observe como la de cabellos rosa lo miraba con una enorme sonrisa dando pequeños brincos de alegría.

No era un secreto para nadie las preferencias amorosas y sexuales de menos hermanos, de hecho, no querían etiquetas al respecto, desde jóvenes ambos estuvieron de acuerdo que ninguno puede controlar de quién va a enamorarse, por lo que solo se dejarían fluir y llevar, abiertos a todo tipo de experiencia, sea con hombres o mujeres, tanto humanas como bestias ya que era de lo más común encontrarse con personas con esas características.

- ¿¡DÓNDE, CÓMO, CUANDO?! ¿Quién es? ¿Es alguien que conozco? ¡Si debe ser alguien que conozco, tenemos los mismos círculos sociales! ¡Ah, no, espera! ¿Es el chico nuevo verdad? ¿El que se acaba de mudar al segundo piso? ¿Cómo se llamaba? ¿Hwoi... Hwie? ¡Ay no lo sé!

Caminaba de un lado al otro haciendo sus propias teorías sin ver el rostro de su hermano, ya a estas alturas no le estaba prestando atención, solo estaba hablando consigo misma para adivinar quién era el chico del que su hermano hablaba, pero por obvias razones no iba a adivinar nunca.

- ¡Pero si mal no recuerdo el se mudó con su pareja aquí! ¡No puedes meterte en una relación! ¿Qué tal si están casados? ¡Nono, te prohibo acercarte a ese tipo o a su pareja!

Que rápida toma de desiciones ¿No?

- ¡Pero tampoco podemos ser groseros con ellos! ¡Oh, ya se, podemos invitarlos a cenar para conocerlos y que se te quite esa idea de querer destruir su relación! ¡Eso no está bien, Phel!